sábado, 10 de octubre de 2015

Colapso financiero




El inevitable Colapso del Sistema Financiero Global

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En las noticias de los medios de comunicación españoles aparecen cada día las noticias relativas a las nuevas medidas de ajuste y a las consecuencias que sobre la ciudadanía tienen, así como el aumento de la conflictividad social que esto está produciendo, en este post trataré de describir las causas fundamentales de esta tendencia, hacia la austeridad destructiva, en parte complementando lo ya explicado en otros posts, como el del la "insostenibilidad de las deudas soberanas" y el del "la estructura del poder económico y financiero global"

Evidentemente no se pueden simplificar las dinámicas ni los retos que tiene, que tenemos, planteados la sociedad actual; los problemas a los que nos enfrentamos son de muy diferentes orígenes y no "vale" simplificarlos en uno sólo, es decir, tenemos un problema de destrucción acelerada del medio ambiente, relacionado con la explosión generalizada (globalizada) del consumo (de recursos), tenemos un problema en ciernes de disponibilidad de recursos (energéticos); en el caso español tenemos un problema de un modelo productivo finiquitado y de ausencia de alternativas que mejoren las expectativas al desempleo juvenil, existe un serio problema de corrupción generalizada (y no sólo política), de desapego emocional en la crianza de los hijos con sus secuelas de inestabilidad emocional y desarrollo de formas de adicciones, una de las más "comunes" el consumismo, etc, etc....

Ya he abordado muchas de ellas y ahora me centraré en uno de los más "candentes", que se siente especialmente en España, donde, en breve plazo, hemos pasado de oír las cifras astronómicas del escandaloso "rescate" de Bankia, seguido a continuación por el mayor recorte de prestaciones sociales de nuestra historia reciente, y lo primero que se le viene a la cabeza a cualquiera es: ¿hay relación entre ellas? y como casi todo el mundo ha entendido, la respuesta es SI, claro que sí, hay una relación clara y evidente entre ambas medidas y el objetivo de este post es aclararlo, describir su origen y su carácter generalizado, y, en el vacío (claro), hacer un llamamiento a los gobernantes para que eviten el desastre que inevitablemente seguirá a todo este conjunto de políticas, y no sólo en España o en Europa, porque el colapso o la transformación "dramática" del sistema financiero tal y como lo conocemos ahora, es INEVITABLE, como trataré de describir en este artículo

Too big to fail


Una de las características más evidentes del capitalismo de las 3 últimas décadas es el peso creciente del negocio financiero
En principio, la teoría económica oficial (desde Adam Smith) veía al dinero como un medio de intercambio, usando la terminología de Marx: era C - M - C' es decir se tenía un "bien" (C = commodity), se conseguía dinero (M = Money) por su intercambio, al objeto de obtener otro bien (C') que se supone de mayor "valor" o "utilidad" para el que realizaba el intercambio; es decir, el dinero entendido como mero medio para facilitar el intercambio de bienes maximizando la utilidad de los que participan en el citado intercambio
Pero Marx entrevió claramente que el dinero era mucho más que una herramienta de intercambio, que en las sociedades como en la que vivió, o en la que vivimos nosotros, el dinero es un "fin" en sí, donde reside el "prestigio social", de tal forma que el mecanismo mental válido del intercambio es M - C - M': el dinero se usa para comprar bienes que a su vez se venden para obtener más dinero NO más bienes, es decir, en la dinámica moderna (capitalista) el "medio" son los bienes y el fin último: el dinero
Marx prosigue con su argumentación y pronostica la sucesiva "financialización" de la economía, donde los factores especulativos irán teniendo cada vez más peso sobre los de la economía industrial (real), expuesto en su famosa ecuación M - M', es decir, el dinero se invierte en acciones, o esquemas financieros, y en general "burbujas", que apenas tienen contacto con el "universo real"; en un mundo de apuestas donde "las finanzas financian finanza", tan proclive, por tanto, a la inestabilidad, a las burbujas y sus estallidos 

Voy a hacer un pequeño alto en la historia del dinero, al objeto de aclarar algunas dudas que existen respecto a su origen
En la descripción del origen del dinero que predomina a nivel académico en algunas facultades de Economía, y que se explica en enciclopedias y en la educación básica, se comienza diciendo que el dinero es una "herramienta" (tecnología) que se desarrolló para evitar los problemas que el "trueque original", producía a la hora de establecer los intercambios
Es decir, si yo quería comprar una vaca, y el propietario quería 30 gallinas por ella, podemos imaginarnos los problemas que se producen por esta causa, ya que es necesario disponer y trasladar una gran cantidad de bienes muy diferentes para obtener lo que queremos, y esto, como es "lógico" y "racional" se soluciona con un sistema cuantitativo de equivalencias absolutas (dinero)
Este "mito" fue desarrollado en primer lugar por Adam Smith, y adoptado como "verdad revelada" por todo el pensamiento económico hasta la actualidad, sin cuestionarse la posible veracidad de la construcción del mismo, pues, como es muy típico de la "Ciencia" Económica, no suelen apoyarse en otros campos del saber, sino que establecen su propio sistema de referencia basado en la "autoridad" de las figuras ilustres de la profesión, sin considerar que sus "construcciones", por ejemplo, sobre las motivaciones humanas, han sido objeto de estudio de otros campos del saber como la Psicología, la Antropología, la Sociología, etc...de las que debería aprender

Ni que decir tiene que toda esa historia del trueque y el uso posterior del dinero es una "leyenda", muy "lógica" y llena de "sentido común" pero completamente falsa, pues parte de la existencia de unas sociedades basadas en un trueque, próximo a los de los mercados modernos, que nunca jamás ningún antropólogo, ningún viajero, ningún científico ni NADIE ha visto nunca, las únicas ocasiones en que se dan trueques, en la manera descrita por Adam Smith, es en sociedades modernas donde se ha dado un colapso financiero como en Argentina o en Rusia, donde la gente, ya habituada a una sociedad monetaria, "recuerda" las equivalencias monetarias de los bienes y adapta los valores de los mismos a la nueva situación, estableciendo las correspondencias de unos bienes por otros (mecanismo parecido al que hacemos los que siempre hemos vivido con la peseta y ahora la usamos para evaluar el valor de algo en euros)

Por tanto, como describe el antropólogo David Graeber, el devenir histórico del dinero NO es el que describe la teoría económica de Trueque ---> dinero en Monedas ---> Crédito, sino completamente al contrario, lo primero que se tiene noticia clara por escrito es del crédito, origen, de hecho, de la primera escritura (Sumeria) que concretaba los títulos de propiedad y el sistema de deudas (ambas van unidas). Posteriormente, según parece, en Lidia (Asia Menor) se comenzaron a usar las monedas para los intercambios, y por último, en las sociedades monetarizadas, cuando se produce el colapso de las monedas, es cuando se producen situaciones de trueque como las descritas por Adam Smith, es decir, la historia del dinero iría en el sentido completamente opuesto Crédito --> dinero en Monedas ---> Trueque

Sería largo describir las formas de intercambio en las sociedades "primitivas" (tribales) pero baste decir que se hallan completamente mediatizadas por las relaciones sociales, y su dinámica recuerda más a la del "regalo", con sus concomitancias afectivas y de refuerzo de lazos, que la del "trueque" frío "de mercado", pues todos los actos sociales en esas sociedades tienen un fuerte simbolismo y lo que NUNCA se da es una cuantificación exacta del valor, es decir, nunca se devuelva exactamente el mismo bien que se intercambia, pues la equivalencia matemática en la devolución de un bien o un "favor" es tenida (con razón) por un alejamiento emocional, una "frialdad" que es incompatible con el sistema social de valores de esas sociedades

Volviendo a la dinámica de la economía, efectivamente, "En el principio fue el crédito", y es el crédito, las deudas, la tendencia creciente de la evolución del capitalismo en su forma especulativa más reciente

En el primer artículo de este blog describí algunas de las causas fundamentales del nuevo auge financiero-especulativo de las últimas 3 - 4 décadas:
a) El fin de los sistemas monetarios de Bretton-Woods, en particular el fin del patrón oro por Nixon y el crecimiento exponencial del dinero fiat
b) El desmontaje de las barreras a la circulación del dinero: la globalización financiera (que precedió a la globalización de bienes)
c) El fin de las políticas de "represión fiscal" de la posguerra mundial, en parte por la "competencia" mundial de la remuneración financiera debido a la globalización
d) El crecimiento exponencial de los paraísos fiscales, creados a partir de la movilidad de capitales y auténticos catalizadores de la deslocalización industrial y de la especulación financiera global
e) El desmontaje de los mecanismos de control de la especulación financiera como la Ley Glass-Steagal y otras similares, que limitaban la probabilidad de existencia de "chiringuitos" financieros
f) La promoción del "capitalismo popular" con el auge de los planes y fondos de pensiones privados y la generalización de la especulación en acciones a nivel "popular". Mentalidad pseudo-especuladora que en España tuvo su Edad de Oro en los años de la burbuja inmobiliaria donde era de lo más común que cada uno se creyera "rico" con su pisito, cuando los únicos beneficiarios de esa epidemia de subnormalidad fueron los políticos corruptos, especuladores inmobiliarios, bancos y cajas
g) La inmensa deslocalización industrial que dividió a los países entre aquellos cuyo modelo de creación de riqueza estaba basado en la exportación (Emergentes y Alemania) y aquellos basados en el crédito y la especulación de raíz financiera/inmobiliaria = crédito (el resto de países, en lugar destacado: España)
h) La creación de todo un universo de nuevos productos financieros llamados "derivados" que en principio eran para la limitar los riesgos asociados a la especulación financiera, como si esto no fuera, de por sí, una contradicción, pues "especulación" y "seguridad" no casan, y no pueden casar bien

De todos los puntos anteriores creo haber hablado largo y tendido en multitud de artículos de este blog, y creo que es el momento de hablar más detenidamente del último punto de los descritos, el relacionado con los derivados financieros, pues éstos han tenido un papel protagonista en la dinámica de proceso y lo tendrán aún más en el futuro, como me ocuparé de describir a continuación

Una definición, comúnmente aceptada en los círculos financieros, de los derivados es la siguiente: "Los Derivados son productos financieros que cubren el riesgo (normalmente derivado de los cambios de precio) de un activo principal (denominado activo subyacente), que pueden ser: acciones cotizadas, tipos de interés, tipos de cambio de divisas, índices bursátiles, bonos y obligaciones cotizados en renta fija, etc.
El valor del Derivado estará en consonancia con el precio del activo subyacente pero no será necesario comprar o vender el activo subyacente en ese momento, con lo que no será necesario desembolsar el precio del mismo.
Tampoco se transferirá la propiedad del activo, pero en la práctica los efectos serán los mismos. Es decir, con una pequeña cantidad de dinero se consigue unos efectos similares a la compra o venta del bien pero posponiendo ésta a un momento posterior.
Con esta clase de instrumentos el inversor, teóricamente, se adelanta y previene económicamente ante posibles cambios futuros que puedan malograr sus inversiones en los activos subyacentes. De hecho, los Derivados nacieron para eso, aunque hoy en día son productos fuertemente especulativos"

Los derivados, pues son instrumentos diseñados con la pretensión de limitar el riesgo de determinados activos, y entre ellos, alguno de los derivados más importantes son los "encargados" de limitar el riesgo de "evento de crédito" (credit event) o más llanamente: impago, que son los que se denominan CDS (Credit Default Swaps), los cuales han tenido un crecimiento impresionante en las 2 últimas décadas y son la causa de que, en realidad, haya un muy fuerte vínculo entre las entidades financieras, de tal forma que ese entramado de "seguros de impago" hace que en el caso de que una entidad grande caiga, su efecto, vía CDS, se transmite a través de todo el sistema financiero, pues existe una inmensa maraña de CDS's en todo el sistema financiero, de tal forma que todos negocian, adquieren y venden CDS's del resto, llegándose a la paradoja de que al distribuir el riesgo de una determinada entidad, hace que al entrar en problemas esa entidad en realidad es todo el conjunto del sistema financiero el que está comprometido

Un caso célebre fue el de la aseguradora AIG, que no pudo hacer frente al alud de demanda de respuesta de los CDS's tras la caída de Lehman-Brothers (LB) y que tuvo que ser "salvada" por el gobierno USA con cientos de miles de millones de dólares, 2 días después de la caída de LB (el 17-9-08) pues esa aseguradora tenía en su balance, una exposición a los derivados superior a 1 billón de euros, es decir, mayor que el PIB de España, y mucho mayor que la de LB, que "sólo" tenía 400.000 millones $ de exposición

El especulador Warren Buffet denominó a los CDS's "bombas de tiempo" o también "financial weapons of mass destruction" (armas de destrucción masiva financieras), pues habían dado al sistema financiero en su conjunto la sensación de que habían desaparecido los riesgos asociados a sus operaciones, por muy especulativas que fuesen, lo cual es una verdadera locura
Lo que ha ocurrido finalmente es que esa "sensación" de riesgo cero se ha basado en que son los Estados los actuales "avalistas" de todos los tiburones especuladores del sistema financiero

Los emisores de CDS's partían de las "manidas" hipótesis, tan caras al mundo académico, de estabilidad financiera, expectativas racionales y precios de equilibrio, cosa que "todo el mundo" (economistas) consideraba como válida, en virtud de la duración del ciclo expansivo y de las garantías dadas por la Fed (Greenspan) de que no iba a ocurrir "lo de Japón"
Evidentemente había economistas disidentes de esta visión "acomodaticia" (a los intereses financieros), y ahí están los trabajos de Hyman Minsky y la incansable labor de Doug Noland en su "Credit Bubble Bulletin" que alertaban sobre la dinámica que estaba produciéndose y que inevitablemente debía conducir a una crisis similar a la de 1929; pero eran una minoría y se les tenía por poco menos que "chiflados"

Todo este entramado de derivados, o securitizaciones, anglicismo con el que se les llaman a veces, ha hecho que las grandes entidades financieras sean, en realidad, las que generen "dinero" en una mayor proporción que los propios bancos centrales; así para Doug Noland la raíz de la creciente inestabilidad financiera no era tanto la política de bajos tipos de interés de la Fed (que también), sino el desplazamiento de la creación de dinero y crédito desde la autoridad monetaria y los bancos tradicionales hacia el sistema financiero especulativo, realizada por medio del aumento incontrolado del pasivo en sus balances en el "libro mayor electrónico", por lo que la autoridad monetaria estaba dejando, de hecho, de serlo, ante su propia total pasividad, o incluso aliento, de tal  forma que el economista Amartya Sen decía que "la Fe de Alan Greenspan en la capacidad de la economía de mercado de corregirse a sí misma...habría estremecido al mismísimo Adam Smith" y no se equivocaba; lo que ocurre que era una "Fe" bastante interesada, pues son muchos buenos "amigos" los que se enriquecieron gracias a esa "Fe"

En la siguiente gráfica podemos ver el crecimiento del dinero que se mueve en la "banca en la sombra" respecto a la banca comercial "tradicional", a través del mecanismo de la "securitización", es decir, de los derivados financieros, entendidos como "seguros", y como creció desde los años 80's:


Hay otra diferencia clara entre la "creación" monetaria que realiza la banca tradicional y la que realiza el sistema de derivados financieros, y es el grado de "apalancamiento", es decir, el nivel de reservas o de contra-partidas necesarias, en el caso del dinero creado por el sistema financiero "en la sombra" es mucho menor que en la banca comercial tradicional, pues carece de regulación y sólo está sujeta al "mercado" que, por lo visto, está controlado por una oligarquía de entidades con una visión bastante optimista (corto-placista) del devenir económico. A continuación puede verse una estimación de los niveles comparados de reservas en ambos tipos de entidades financieras:


En la actualidad el crecimiento de esos derivados, a nivel mundial, ha hecho que su valor sea del orden de más de 20 veces el tamaño del PIB de todo el planeta tierra, y las últimas estimaciones lo sitúan en unos 1.200 billones de $, siendo el PIB global del planeta tierra del orden de 50-60 billones de $; en la siguiente gráfica aparecen los billones como "trillions" que es la forma en que se dicen en USA


Efectivamente, el equivalente a las armas nucleares en la guerra, serían los derivados financieros en el ámbito económico, pues tienen la capacidad de destruir completamente el sistema financiero, y como consecuencia, la economía real, a nivel planetario, y es muy probable que lo hagan

El ejemplo más claro del efecto pernicioso de los CDS's fue el caso de Lehman Brothers, donde la quiebra de esa entidad, debido a la gran cantidad de crédito "subprime" que acumulaba, y la negativa del gobierno USA de inyectar dinero en la misma, originó una "onda de choque" en todo el sistema, una vez que se pusieron en marcha los mecanismos asociados a los CDS's, de tal forma que todo el sistema financiero estuvo a punto de caer de manera casi instantánea, produciéndose una paralización inmediata del crédito y la inversión a nivel global, lo cual se tradujo en un parón sin precedentes de la economía real, que en mi caso particular lo noté por la parada casi inmediata de la fábrica en la que trabajo, debido al parón global de la demanda (la planta en la que trabajo exporta del orden del 80% de su producción por lo que depende poco  del mercado español)

De pronto, debido a esta dinámica, nos encontramos con una serie de "herramientas" financieras que han conseguido el sueño de todos los especuladores que en la historia han existido, y es la de forzar a todos los gobiernos a escala planetaria, a ser los avalistas de sus especulaciones, es decir, los Estados, y todos sus capacidades y potenciales (sus ciudadanos) son el "colateral" de las más salvajes especulaciones financieras, y todo llevado en una gran parte por el miedo al derrumbe del sistema financiero, y por otro lado a la ya en varias ocasiones descrita en este blog dinámica de los gobernantes y políticos a medrar con las migajas de los grandes conglomerados financieros

Puro chantaje mafioso, pues el Estado se constituye en el mejor garante posible, no por la legitimidad del proceso, sino por la capacidad que tiene de ejercer el monopolio de la fuerza

Lo cierto es que el caso de LB (Lehman Brothers) fue un verdadero "show" de fuerza donde se puso de manifiesto "quien manda y quien obedece", y es que el devastador efecto de la caída de esa entidad dejó claro a los gobernantes de USA y del resto de los países, que era necesario "cubrir" las pérdidas del sector financiero "para evitar lo peor", bueno, o simplemente para retrasarlo...

Ahora todos los bancos son "too big to fail" (demasiado grandes para caer), y los Estados han de sostenerlos con todos los recursos a su alcance...Pero eso, me temo, no será posible a medio plazo

En España nuestros políticos han orquestado una verdadera estafa masiva al promover las fusiones de las cajas, de tal manera que, aunque algunas se podrían haber "liquidado" sin originar un trastorno demasiado grande al sistema financiero, se ha decidido (por el bien de los especuladores, es decir, los amigos de los políticos) agruparlas en unidades mayores, que ahora sí, son "too big to fail" y han de ser "salvadas" por el bien del pueblo español, como el caso de Bankia

La conversión de la especulación privada en deudas públicas

En el caso de España tenemos el caso escandaloso de Bankia, donde el estado español, y es probable que con alguna ayuda de otros países europeos, serán los "avalistas" de los especuladores inmobiliarios de toda laya y sus corruptos amigos políticos que se han enriquecido en mil y un pelotazos, y aún queda cubrir la deuda contraída de 400.000 millones de euros de crédito al promotor (en gran parte los "amiguetes" de los políticos autonómicos), que está, de hecho, avalada por el Estado, ante la negativa, como se ha visto, a dejar caer las cajas de ahorro y ni siquiera a forzar a la liquidación del inmenso stock de pisos sin vender, a la espera de "mejores tiempos"

Tiene razón cuando Conde Pumpido dice que es un error llamar a esto crisis, se debe llamar estafa, la pena es que este señor, muy bien "imbricado" en los entresijos del poder, como miembro del Tribunal Supremo, y como parece, conocedor de la dinámica de los últimos años en España, no ha hecho NADA por combatir la estafa que ahora denuncia, a lo mejor es a él a uno de los que habría que encausar por complicidad con el hurto masivo

Se trata de la conversión en deuda pública, de la deuda de los especuladores, pues la deuda de las familias está fuera de esas dinámica, y de hecho las familias continúan pagando sus deudas a pesar de todas las fatigas, perseguidos por una legislación implacable hecha a medida del sistema financiero, pues en España, como todo el mundo sabe, no existe la "dación en pago" de la vivienda, como en USA y otros países

La dinámica de conversión de deudas privadas en públicas ya la expuse en el artículo que redacté sobre el rescate del FMI de los países asiáticos en 1998, ahora se está dando a una escala mucho mayor, y generalizada, en el siguiente gráfico puede verse la evolución del deuda pública de los diferentes gobiernos en los últimos años


A partir de 2007-2008 se da un incremento acelerador del endeudamiento público, y puede verse el incremento espectacular del caso de Irlanda, donde su deuda pasa, en 2 años, del 23% del PIB al 110% y no debido a ningún tipo de "estímulo keynesiano" sino simplemente al hecho de que el estado irlandés se ha hecho garante de las deudas de los bancos irlandeses, como así está ocurriendo en España en los últimos años o como también ha ocurrido en USA con las ayudas al sector bancario

Un ejemplo especialmente escandaloso es el de UK, donde el rescate de sus entidades financieras en 2008 supuso un incrementos espectacular del endeudamiento público, que curiosamente está pasando desapercibido en el ámbito de las discusiones económicas internacionales, dado el peso de los diarios financieros de la City, que están muy interesados en que se hable del Euro y no de lo insostenible de las finanzas inlgesas:


El rescate de las entidades Northern Rock, Royal Bank of Scotland y Lloyds Banking Group supuso un incremento de la deuda del orden de 4 veces la existente, y el Banco de Inglaterra incrementó su balance en un 1000% (en "sólo" 10 veces). ¿Alguien cree que los problemas de endeudamiento de UK son más fáciles de resolver que los de, por ejemplo, España o la zona Euro? Vamos todos en el mismo barco, que no parece muy sostenible...

La evolución del balance del Banco Central Europeo desde 2007 ha hecho que ahora tenga unos 3 billones de euros en su balance, la evolución ha sido:



Esta dinámica, en particular en la zona Euro, está siendo, también, alentada por los países del "centro" del sistema, en particular por Alemania y Francia, pues sus bancos son los que están más expuestos a los problemas de impagos de los países de la periferia, y si nos alejamos aún algo más de la "superficie" llegamos al centro del "sistema global" de que hablaba en mi último post, es decir, el oligopolio financiero global y la receta que se está promoviendo es la misma que la de la crisis asiática del 98 o la de Argentina del 2001, es decir, la combinación de ayudas públicas inmensas al sector financiero, da igual lo especulativo que  hayan sido sus actividades, y al mismo tiempo medidas brutales de contención del gasto público combinadas con aumentos, no menos brutales, de impuestos, para conseguir los recursos necesarios para ese sector financiero

Un poco de historia

(Canciller Heinrich Brüning)

Llegados a esta fase, deberíamos hacer un poco de historia, y volver la vista atrás a lo que ocurrió en Alemania en los meses siguientes al Crack de 1929, y en particular es conveniente recordar las políticas del famoso canciller Heinrich Brüning, notable licenciado por la London School of Economics (LSE) y cuyas políticas, para salir de la crisis y poder pagar la deuda externa, fueron un recorte brutal de prestaciones sociales y de gasto público y un aumento no menos brutal de impuestos (¿os suena?), las consecuencias fueron las previsibles: un aumento del desempleo que llegó al 30% de la población activa y la conversión de los nazis, de un grupo marginal de macarras  y chiflados violentos, hasta llegar a ser la primera fuerza política del país, donde Hitler consiguió ganarse al pueblo por medio de 2 medidas audaces = el repudio de la deuda externa (del Tratado de Versalles) y el empleo público masivo que acabó completamente con el desempleo

En realidad el ascenso de Hitler no fue debido a la hiper-inflación de 1923, sino a la deflación y el desempleo de 1931, producto de una política de austeridad suicida para pago de deudas, por encima de cualquier necesidad de la población, y esto debería hacer, a los políticos, recapacitar de la situación actual

El economista J.M.Keynes, estaba en contra de las inmensas deudas que el Tratado de Versalles iba a imponer a los países vencidos de la I Guerra Mundial, y así en 1918 escribió: "Nunca podremos volver a movernos a no ser que nos liberemos de estas cadenas de papel" (refiriéndose a las deudas), y posteriormente, en 1923, escribió: "los absolutistas de los contratos son los verdaderos padres de las revoluciones", 10 años más tarde, Hitler tomaba el poder en Alemania y en 1939 ya sabemos lo que empezó...

A continuación, al otro lado del Atlántico, en 1933, Roosvelt, al inicio de su mandato, se debatía entre 2 posibles opciones, una de ellas era la de enviar al ejército a disparar contra el pueblo, y la otra el New Deal, que consistió, básicamente, en copiar lo que los nazis estaban haciendo en Alemania, es decir, promover el empleo público en gigantescas obras de infraestructura, que eran necesarias (como la presa Hoover o la electrificación rural, o las redes ferroviarias de mercancías, etc...) de tal forma que luego serían el "fermento" para el desarrollo del país

Porque que nadie se equivoque, las políticas asistenciales, en determinadas condiciones de deterioro socio-económico, NO son una elección, a no ser que se cuente con que una gran masa de la población va a quedarse en un rincón hambrienta de pan y de futuro sin hacer nada

La caída de Ben Alí en Túnez, o de Mubarak en Egipto, hay que entenderlas no sólo en virtud del "ansia de libertad", sino de verdadero hambre de una parte importante de la población originado por el fin de los subsidios al pan y otros alimentos básicos debido al seguimiento de las políticas "liberalizadoras" promovidas por el FMI y el BM, como método de reducir el endeudamiento público (como aquí se está haciendo, por ejemplo, con el subsidio al desempleo)
Hay quien se sorprende del auge que está tomando el islamismo, cada vez más radical, en esos países, y pudiera parecer que van "en la dirección errónea" (contra la "libertad", por ejemplo de morirse de hambre), ya que las presuntas protestas en busca de "libertad" parece que acabarán sirviendo a los intereses de grupos que quieren volver a esas sociedades "al siglo VII", ya he escrito un post hablando de esta dinámica, y nadie debería de sorprenderse de que eso suceda, como el caso de la Alemania nazi debería hacer recapacitar sobre estos sucesos
El islamismo radical hace mucho hincapié en los "valores" islámicos de ayuda al necesitado, al hambriento, de apoyo a los huérfanos, del sentido de unidad y de consuelo de las comunidades, y esto tiene y tendrá un atractivo para la creciente población en la miseria de esos países, como lo tuvo el fascismo, o el comunismo, en los años 30 del pasado siglo en Europa

Lo que estamos observando en España es un fenómeno global, inscrito con letras de fuego en las Constituciones de los diferentes países, y que reza que el pago de las deudas es la primera prioridad de los Estados, más allá de cualquier necesidad presente o futura de los ciudadanos del país (como hizo Heinrich Brüning), y siguiendo esta primera máxima, las necesidades de los parados, los ancianos, los enfermos, quedarán en un segundo plano, respecto a las necesidades de los acreedores, sea cual sea lo desastroso de las condiciones de vida de los estratos más desfavorecidos de la población

¿Es esto, de verdad, un objetivo sensato para los gobernantes democráticos de un país?

Es decir, estamos asistiendo a una transferencia de riqueza desde los más pobres a los inmensamente ricos como no se ha visto nunca en la historia reciente de la sociedad moderna, y no sé si hay otros ejemplos en la historia de la Humanidad
Pero nada de esto va a funcionar, ni puede funcionar, pues las medidas adoptadas, por su propia lógica interna, origina un deterioro adicional de las condiciones económicas que hace que las deudas aumenten, en vez de disminuir y la bancarrota es inevitable, eso sí, en medio de un dolor y una destrucción impresionantes

¿De verdad los grandes especuladores creen que podrán condenar a toda la humanidad a un empobrecimiento y una esclavitud de por vida? Creo que están convencidos de que es posible, con  la inestimable ayuda de la generalizadamente corrupta "casta" política

Un síntoma de la evolución de la actividad del mundo financiero desde su faceta "teórica" de promover la asignación de recursos de forma eficiente para la economía productiva, a su misión actual de "extracción de rentas", es la tendencia comparada del endeudamiento y el crecimiento del PIB, por ejemplo en el caso de USA:


Como puede verse, cada dolar adicional en endeudamiento, con el tiempo, en valor constante, cada vez tiene una menor "eficiencia" en hacer crecer el PIB (como medida de la riqueza), y estamos alcanzando un nivel en que no se obtiene ningún incremento, pues cada vez mayor porcentaje de la riqueza generada se destina al pago de los compromisos debido al endeudamiento, dinámica ya extensamente explicada en un artículo previo
Esta situación es, pues de "game-over" y supone el fin de la "capacidad de carga" del sistema, que ya es incapaz de amortizar las deudas contraídas

El ministro de Exteriores García-Margallo reconoce que en 2013, el Estado necesitará destinar 38.000 millones de euros para pagar los intereses de la deuda pública, además de bajar el déficit a que se ha comprometido el gobierno. ¿Qué clase de recortes serán necesarios para pagar todo ese dinero? Mejor no pensarlo...

Hay que decir que, por ejemplo, el "rescate" de las entidades financieras en USA tuvo bastante oposición, y en las encuestas de opinión que se hicieron en esos momentos (finales de 2008) se puso de manifiesto que más de 50% de los americanos estaban en contra de esas ayudas a Wall-Street "under any circumstances" es decir, bajo ninguna circunstancias, aunque esto significase la pérdida de los depósitos o del plan de jubilación, es decir, la Guerra, pues en ocasiones los aspectos morales son "innegociables", como, por ejemplo fue innegociable para ellos la declaración de guerra Japón tras Pearl-Harbor independientemente de las valoraciones de coste-beneficio que se pudiesen hacer en esas circunstancias; o la postura de los ingleses en 1939-1940

Hay que tener en cuenta que la diferencia entre un saqueo y la guerra es que en la guerra hay oposición....

Una vez efectuados los grandes rescates bancarios en USA, el comportamiento de los bancos NO ha cambiado lo más mínimo y siguen con sus mismas actividades especulativas reforzadas ahora por la nueva sensación de invulnerabilidad post-Lehman Brothers y así, el "presunto" cambio que traía Obama, ha sido un puro camelo, pues entre los responsables económico de esta especie de "Mesías" de color, hay más antiguos responsables de Goldman-Sachs y del resto de grandes bancos de Wall Street que en la época del denostado (con razón) G.W.Bush

Hay quien defiende (como Paul Krugman) que lo que debe hacerse es aumentar el gasto público muchísimo más, pero sin llegar a un gran aumento de la inflación, en un ejercicio "keynesiano" clásico. Yo y muchos otros creemos que eso no hace sino aumentar más la dinámica actual de transferencia de deuda privada a la pública, y la carga sobre las generaciones venideras y no será ninguna solución

Situación actual del Euro

Aparte del crecimiento del endeudamiento, lo que agrava la situación aún más es el encarecimiento de su financiación en los países del Sur, como el caso de España, cuyo coste de financiación (lo que se conoce como prima de riesgo) no ha dejado de subir, y como muestra el siguiente gráfico:


Puede verse la evolución catastrófica de los intereses a pagar por nuestro bono a 10 años, que ahora tiene que pagar unos intereses del orden del 7,3% que son, desde luego, insostenibles

Por otro lado podemos ver la tendencia contraria del bono alemán a 10 años


Puede verse que su tendencia es completamente la opuesta al bono español, y los intereses a pagar el 20-7-12 por este bono son de 1,17%, es decir, un mínimo histórico y ese valor, como es fácil deducir, está muy por debajo de la inflación; es decir, hay una gran cantidad de inversores que están dando su dinero a Alemania durante 10 años, con un tipo de interés real negativo, prueba del miedo que existe en la actualidad en el mundo de los negocios, por las incertidumbres globales

Una de la causas principales de ese abaratamiento de la financiación de los bonos alemanes, es debido a la inmensa fuga de capitales que está habiendo de los países de la "periferia" con problemas, hacia Alemania, que hace que se encarezca brutalmente el coste de financiación a nuestros países, mientras se abarata, también brutalmente, la financiación de Alemania y del resto del "núcleo" del Euro

Si Alemania tuviera otra mentalidad en este proceso, si quisiera, de verdad, ayudar a los países del Sur, lo que debería hacer es destinar una buena parte del dinero procedente de las transferencias desde los adinerados del Sur, que se han llevado su capital por la total falta de confianza en las instituciones de sus propios países hacia Alemania; y que se destine, digo, esa parte del dinero que proviene de individuos acaudalados del Sur, y se preste a los gobiernos del Sur a un tipo de interés algo mayor, digamos, el 3%, es decir, Alemania, en este proceso, ganaría casi un 2% sin tener que tocar el ahorro de sus ciudadanos, y de ésta forma se podrían financiar de forma más económica los países del Sur, en realidad usando el dinero de los propios ciudadanos acaudalados, pues la facilidad de las transferencias financieras generan estas inestabilidades en el conjunto y es hora de que Europa las ataje

Mi propuesta anterior es una "a corto", para poder seguir haciendo que funcionen las administraciones de los países, pero creo que a medio plazo no hay otra salida (que no será, por supuesto indolora) que cancelar una parte muy importante de las deudas (written-down) y atajar de una vez por todas la regulación del sistema financiero y los paraísos fiscales, de manera concertada por todos los países (al menos los de la OCDE); y a continuación abordar la problemática de los desequilibrios comerciales y de la estructura productiva y redistributiva general de la sociedad

Evidentemente la cancelación de las deudas debe ir acompañada de un proceso estructural en 2 sentidos:

a) Limitación de los despilfarros de las administraciones (ERE a los que se estiman son 450.000 políticos, fuera coches oficiales, fuera televisiones autonómicas y locales, fuera empresas públicas absurdas, disminución del número general de funcionarios en funciones de gestión, eliminación de mancomunidades, disminución de empleados en ayuntamientos que se han disparado con la burbuja, exhaustivo análisis coste/beneficio de las obras públicas, etc...). Si no bajamos el coste general de la administración, seguiremos necesitando inmensas cantidades de dinero externo de alguien que acabará dictando sus condiciones y el país acabará empobreciéndose

b) Cambiar el modelo productivo y necesariamente debe darse una recuperación industrial y agrícola, por medio de una re-localización de la producción, lo cual deberá pasar, necesariamente, por un control del acceso al mercado de los productos de fuera de la Unión Monetaria (aranceles). ¿Es normal que España, con su inmensa riqueza agrícola importe productos agrícolas del otro extremo del mundo, como peras de Chile, espárragos de China, pescado de Vietnam, etc...? Esto debe hacerse en el conjunto de la Unión, y mucho me temo que Alemania no estará por la labor

Digo que Alemania no está por la labor del control del mercado europeo porque Alemania, junto con China, han sido los grandes beneficiarios de la globalización; China porque aprovecha el hecho de ser una inmensa reserva de mano de obra barata, y Alemania porque vende una gran cantidad de bienes "de prestigio" o de Veblen (nombre en honor del economista americanoThorstein Veblen), así en los siguientes esquemas puede verse la diferencia entre los vienes "normales" y los de Veblen:

En el caso de los bienes de Veblen, la demanda (Q) sube a medida que aumenta el precio (P), al contrario que los bienes "normales", cuya demanda baja al subir el precio
Alemania vende BMW's, Mercedes, Audi's, Porsche, productos cuya gran demanda se da en virtud de su alto precio, ya que son el símbolo "universal" del éxito, por ello, el sueño de cualquier nuevo adinerado chino, brasileño, indio, ruso o de cualquier otro país, es tener suficiente dinero para comprarse uno de esos flamantes y caros coches alemanes, hechos, por supuesto, en Alemania, pues un Porsche "Made in China", como que no....Y estos productos pueden pagar sueldos altos a los trabajadores que los fabrican y sin miedo a una gran competencia, ya que ese prestigio de marca, no se "hace" en 2 días, pues llevan 100 años ya en la cumbre de los coches de lujo

Dado todo lo descrito anteriormente, quizás España deba considerar seriamente abandonar la Unión Monetaria, so pena de convertirnos en los "parias" del Continente, con un nivel de vida hundido y sometido al "diktat" de los "dueños" alemanes

Bueno creo que la colaboración entre países que describo en los párrafos de más arriba no se va a dar, pues debe formar parte de las actuaciones de los "privilegiados" en la dinámica actual de la sociedad, y nuestros políticos forman parte de ella, y es como haber pedido, en los años previos a 1914, que los gobernantes de los diferentes países hubiesen limitado sus ambiciones comerciales y territoriales, su política armamentística, la formación de bloques antagónicos, el deseo de revancha, etc...que acabaron en el desastre de los "cañones de agosto" (de 1914), con sus millones de muertos y tras el cual, el mundo ya no volvió a ser el mismo

En la actualidad, creo, se presiente que estamos en las puertas de cambios a nivel global que nadie podía imaginar sólo 5 años atrás, y como reza esa maldición china: "¡ojalá te toque vivir en tiempos interesantes!", pues el entramado oligárquico globalizador financiero-especulativo y su "hijo" mercantil, están agotando su fuelle, y ha llegado a su fase última con la destrucción de cualquier rastro de estructura democrática de los países y se ha embarcado a un saqueo a escala global de los recursos de los Estados que no será, no puede, ser sostenible, ni por su propia dinámica interna ("animal spirit") ni emocionalmente por los ciudadanos que la están sufriendo, y será responsabilidad de los gobernantes tratar de cambiar esta dinámica o bien enfrentarse a la vuelta de los "viejos fantasmas"

Hay quien dice que los poderosos sólo obedecen a 2 instintos: la avaricia y el miedo, puede que sea el momento del miedo...

domingo, 4 de octubre de 2015

LA UNIÓN EUROPEA NO ES REFORMABLE




Esta Unión Europea es irreformable


Ucrania acordó con sus acreedores (Unión Europea, FMI y fondos de inversión) reestructurar 17.200 millones de euros de deuda. Perdonan 3.400 millones (quita del 20%) más una demora de cuatro años en los que Ucrania solo paga intereses; lo que supone retrasar el pago del capital de deuda a 2019 (y hasta 2027, no desde 2015 a 2023 como antes). Y Ucrania solo pagará 43 centésimas de euro más de interés; un tipo de 7.75%.
Ocurre dos semanas después de que la Unión Europea (UE) y el Banco Central Europeo, acreedores de Grecia, se nieguen a la menor quita de deuda. Aunque otro acreedor, el FMI, argumentó la necesidad de quita. En su lugar, la Unión Europea ha acosado y chantajeado a Grecia. O aceptaba sus condiciones, dignas de Al Capone, o salía del euro.
Lo ha descrito con claridad el economista James K. Galbraith, asesor del gobierno de Syriza: “A finales de enero, el Eurogrupo amenazó a Grecia con destruir su sistema bancario. Cuando el gobierno griego convocó un referéndum, Eurogrupo y BCE cerraron los bancos y, cuando el pueblo griego dijo NO, aumentaron las represalias hasta que el gobierno griego tiró la toalla”.
Tras tan obsceno espectáculo, resurge el debate sobre salir del euro o no. Pero la cuestión no es salir del euro o permanecer. Como ha escrito el ex-ministro de finanzas alemán y líder de Die Linke (la Izquierda), Oskar Lafontaine, “mientras el BCE pueda cerrar el grifo del dinero a un gobierno de izquierdas, no cabe ninguna política verdaderamente democrática y social en Europa. ¿Para qué sirve esta Europa a la gente común? Ni siquiera es preciso recordar que puestos clave de decisión financiera de la UE están y han estado en manos de sujetos que han sido altos directivos de un banco tan predador y digno de sospecha como Goldman Sachs, entre cuyas hazañas está haber falseado las cuentas de Grecia durante gobiernos conservador y socialdemócrata, para ingresar en la eurozona.
Y así, se llega a la triste pero indiscutible conclusión de que esta Unión Europea, basada en los tratados de Maastrich y Lisboa, no admite reformas que merezcan tal nombre. Pues reformar significa ‘modificar algo con la intención de mejorarlo’, y mejorar (para la gente, por supuesto) no es intención ni voluntad del totalitarismo euroburocrático que gobierna esta Unión.
¿Qué hacer? ¿Otra construcción europea? ¿Una alianza de países del sur? Imposible. Tal vez. Lo parece.
Como pareció a muchos cuando, en 1917 un grupo de sufragistas, que exigían el voto para las mujeres, decidieron concentrarse cada día frente a la Casa Blanca. Al principio fueron ignoradas y su protesta apenas tuvo repercusión, pero se mantuvieron tenaces, convencieron a la opinión pública y dos años después las mujeres podían votar en Estados Unidos.
En marzo de 1930, Gandhi empezó una marcha de 400 kilómetros para protestar contra el monopolio de la sal del Imperio Británico en la India. Empezaban 17 años de lucha por la independencia. Y la consiguieron.
En el siglo XIX, al inicio de la industrialización, en Europa y Estados Unidos los obreros trabajaban de lunes a domingo en jornadas de hasta quince horas por salarios de miseria. Tras duros y prolongados años de lucha, la clase trabajadora ha conseguido niveles de emancipación notables, lo que no significa que se hayan logrado todos los objetivos deseados y necesarios.
La actual Unión Europea nació inicialmente para que nunca más hubiera enfrentamientos bélicos entre Alemania y Francia, como ocurrió en los siglos XIX y XX. Pero de la búsqueda de paz y respeto de derechos humanos de todos, se ha pasado a una especie de Chicago años 30 al servicio del poder financiero y las corporaciones transnacionales.
Como ha escrito Frédéric Viale, “la Unión Europea es una mecanismo conservador antidemocrático para impedir cualquier avance progresista, sea cual sea la voluntad de los pueblos. Y Galbraith remacha que “las esperanzas de negociar un cambio en la eurozona se han puesto a prueba con resultados brutales. Que en la Eurozona hay una dictadura burocrática es un hecho”.
La democracia ya no existe, insiste Viale, hay que fundarla de nuevo, porque esta Unión Europea no es democrática. Es el problema, no la solución y así no hay avance alguno. Por eso esta Unión Europea no es reformable. Habrá que rebelarse para cambiar las cosas.
Xavier Caño Tamayo

ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN






¿Qué es la teoría del bien común?

Es una economía que todo el mundo puede entender porque está basada en los mismos valores que permiten florecer las relaciones humanas, desde la honestidad hasta la cooperación, los valores constitucionales, la dignidad, la solidaridad, la sostenibilidad o la propia idea de la democracia. La idea es recompensar a las empresas que respeten y fomenten estos valores y los muestren en sus balances del bien común frente a las empresas menos éticas. En definitiva, se trata de crear una economía basada en valores éticos.

Es más difícil ir a la Luna que medir el incremento del bien común. En la economía actual confundimos el fin con el medio. Todas las Constituciones de los países democráticos dicen que el dinero debería ser el medio para el buen funcionamiento de la economía y no su fin; el fin debe ser el bien común. Y nuestra propuesta es medir el alcance de ese fin: cuando medimos el éxito de la economía, de una empresa, de una inversión, tenemos que medir el alcance del fin y no la disposición de los medios. Por eso proponemos el producto del bien común en lugar del flujo monetario y un balance del bien común en vez de o al lado del balance financiero. Podemos medir en qué grado se cumplen estos criterios y otorgar puntos dentro de ese balance. Las empresas que más puntos tengan, más ventajas tendrán y será más publicitadas, tendrán mejores condiciones de crédito, más contratos públicos o pagarán menos impuestos.


El dinero tendría el mismo papel que le confieren ahora las instituciones. Ya he dicho que el dinero es el medio, no el fin. Eso implica convertir el dinero en un bien público y que, por lo tanto, impongamos condiciones y límites. Por ejemplo, limitación de la desigualdad; por ejemplo, los bancos y las Bolsas tienen que estar dirigidos al bien común; por ejemplo, los créditos pueden concederse exclusivamente a inversiones reales y si no dañan al medio ambiente, las relaciones sociales o a la democracia.


Dos claros síes a sus dos preguntas. Estamos viendo todos que el capitalismo está socavando y hasta devorando a la democracia. Muchos politólogos están de acuerdo en señalar que democracia hoy en día es sinónimo de oligarquía y plutocracia. Los Parlamentos y Gobiernos no sirven al pueblo en muchas cuestiones fundamentales: crean bancos demasiado grandes, permiten una desigualdad ilimitada y la libre circulación de capitales en paraísos fiscales. El pueblo soberano nunca permitiría esto, por eso nuestra propuesta de una democracia soberana, una democracia real en la que fuera el pueblo, la ciudadanía, la que realmente marcara las pautas y los Parlamentos obedecieran. Por eso la economía del bien común quiere superar claramente el capitalismo, que definimos, según ya dice la palabra, como el incremento del capital como el supremo objetivo de la actividad económica. Hasta el propio Aristóteles consideraba antinatural esto.


No necesariamente. Nuestro objetivo a largo plazo es conseguir una democracia soberana, más profunda, en la que los representantes del pueblo se convirtieran realmente en los servidores del pueblo. Pero ese objetivo no es incompatible con que cooperemos con Parlamentos y Gobiernos existentes; de hecho, ya hay algún Parlamento regional en Europa que ha adoptado leyes que dan prioridad a empresas éticas. En España ya hay varios municipios del bien común, y hasta en el Parlamento Europeo ya hay dos invitaciones para darnos a conocer. Estoy seguro que dentro del modelo democrático actual aún podemos colaborar con las instituciones.Portada de la nueva edición del libro 'La economía del bien común', escrito por Christian Felber.


Yo creo que sí. Tendríamos abundancia y no tendríamos que recortar por el colapso del sistema financiero. El pueblo soberano diseñaría la economía de otra forma. Vemos con demasiada frecuencia casos de empresas exitosas pero que al mismo tiempo dañan a la sociedad: recortan miles de empleos, no pagan impuestos, destrozan el medio ambiente o socavan la democracia. Pero son exitosas porque solamente miramos los indicadores financieros. Esto en la economía del bien común sería imposible porque los primeros indicadores de éxito serán los éticos: en qué contribuye la empresa a la democracia, a las relaciones sociales, al medio ambiente y a la dignidad del ser humano. Esto se mide y se contabiliza, y según el resultado se recompensa. Las empresas menos éticas no tendrían posibilidad de seguir existiendo: o se transforman en una empresa ética y contribuyen a la resolución de las crisis, o bien tendrán que salir del mercado.


Muchas encuestas y estudios señalan que entre un 70% y un 90% de la población desea una alternativa al actual modelo económico. Desean menos desigualdad y más justicia social. Si ya hay una mayoría que desea eso, tenemos que hacer reformas y profundizar en la democracia y convertirla en una democracia soberana. Como este es un proyecto bastante ambicioso, es recomendable empezar con pequeños pasos. Ahí radica la mayor fuerza del movimiento ciudadano, empresarial y democrático que conforma la economía del bien común. En el mundo son ya 2.000 empresas las que apoyan el movimiento; 250 empresas que han hecho el balance del bien común voluntariamente; cada vez hay más municipios que se convierten en municipios del bien común, incluso ya tenemos una primera región; y cada vez más universidades empiezan a enseñar otra cosa, a investigar y a difundir nuestras ideas. Es un proceso largo pero nuestro objetivo es trabajar por concretar en leyes y en una Constitución realmente democrática lo que ya apoya una amplia mayoría.


Primero habrá trabajo para todos, porque no trabajaríamos 40 horas. Se repartiría el trabajo. A medio-largo plazo tendríamos semanas de 20 horas. También habría un año sabático cada diez de trabajo. Cosas así. Eso incrementaría la calidad de vida porque tendríamos más tiempo para las relaciones sociales, el trueque, para estrechar lazos con nuestros vecinos y amigos; tendríamos más tiempo para hacer bien el trabajo, para pasarlo con la familia o cuidar mejor de los ancianos, por ejemplo. Segundo si fuéramos más respetuosos con el medio ambiente, si consumiéramos un poco menos, podríamos gozar de cosas que ahora no son posibles. Un ejemplo muy sencillo: el otro día me bañé en el río Tormes, en salamanca, y lo hice con cierto gozo, pero ese gozo hubiera sido mucho mayor si el río hubiera estado un poco más limpio. Estas experiencias tan nimias son capaces de hacernos felices: basta un poco más de tiempo para nosotros, un medio ambiente un poco más limpio y relaciones sociales refortalecidas para tener una vida mucho mejor.


Por supuesto. Proponemos enseñar y potenciar desde la escuela cosas como las emociones, la comunicación, los valores, el conocimiento y sensibilización del cuerpo, la democracia, aprender a tomar decisiones políticas de forma empática y eficiente, conocer la Naturaleza y aprender una artesanía. Esos contenidos son más importantes que cualquier otra asignatura impartida en la escuela.


España es, junto a Austria, Alemania y el norte de Italia, uno de los países donde más nos siguen. Es un movimiento muy joven, no hace ni cinco años que arrancamos pero ya hemos cosas importantes. La aceptación en España se explica por tres razones: primero por la crisis; segundo, por los antecedentes históricos: la economía social y solidaria tiene más arraigo en España que en otros países porque los lazos sociales son más estrechos que en los países nórdicos; y tercero, yo estudié filología hispánica, viví en Madrid y me encanta este país. Por eso acepto más invitaciones para venir aquí (risas).





Público.es


sábado, 3 de octubre de 2015

REVOLUCION



El mayor logro para la humanidad tuvo lugar durante el siglo XVIII en la Francia "revolucionaria"

La revolución es un cambio radical respecto al pasado inmediato, que se puede producir simultáneamente en distintos ámbitos (social, económico, cultural, religioso,sociológico, etc.). Los cambios revolucionarios tienen consecuencias trascendentales y suelen percibirse como súbitos y violentos, ya que se trata de una ruptura del orden establecido. Las revoluciones nacen como consecuencia de procesos históricos y de construcciones colectivas.

Sin lugar a dudas, el mayor logro para la humanidad tuvo lugar durante el siglo XVIII en la Francia revolucionaria. Allí germinó el moderno Estado de Derecho que, en evolución constante, alcanzó su cénit en los albores del siglo XXI. En la Francia ilustrada nacieron ideas hoy consideradas irrenunciables como sustrato de la dignidad humana. Ideas como la libertad política, la igualdad o la separación de los poderes del Estado, las cuales fueron abrazadas por una pujante burguesía que ya había alcanzado un gran poder económico y que provocó el benéfico efecto de clausurar el Antiguo Régimen residenciado en una Monarquía decadente.

El mayor aporte  histórico fue, a nivel jurídico y social, la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, en la cual se inspirarían todas las venideras declaraciones y convenios internacionales sobre derechos humanos. En ella se establecieron una serie de derechos universales inherentes a la condición humana; derechos que no crearon los revolucionarios, sino que se limitaron a constatar. Todos ellos de tan hermosa factura como el contenido en el artículo 1: Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en cuanto a sus derechos. Se alude a la libertad como todo aquello que no perjudica a nadie y sólo la ley puede limitar; se habla de la presunción de inocencia y de la irretroactividad de la ley; de la libertad de opinión, de prensa y de conciencia; del principio de igualdad frente a la ley; de la igualdad para acceder a los cargos públicos solo con base en las capacidades individuales. Se refiere a la ley como expresión de la voluntad general y fuente de los poderes públicos; se recuerda que los agentes públicos son responsables de su gestión y la sociedad tiene el derecho de pedirles que rindan cuenta de ella. Constata cuales son los derechos naturales e imprescriptibles del hombre: la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.

¿Cuánto de esto está llamado a desaparecer en la España de hoy? ¿Cuánto ha desaparecido ya? Analicemos el art. 16: una sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, ni la separación de poderes definida, no tiene Constitución. Me pregunto si en el Ministerio de Justicia que impulsó la reforma de la LOPJ que acabó por convertir al órgano de gobierno de los jueces en una especie de subdirección general de aquel, y por elegir a sus integrantes "a dedo" entre los dos partidos mayoritarios y sin intervención efectiva por parte de sus gobernados, los jueces, son conscientes de lo que han hecho con la separación de poderes. Un Consejo con capacidad de sancionar disciplinariamente a los jueces incómodos con el verdadero -único, en realidad- poder, de elegir para los altos tribunales a los magistrados llamados a juzgar, en su caso, a ministros, diputados, senadores y miembros de los parlamentos autonómicos, de informar las leyes y de nombrar, si un nuevo atentado a la independencia judicial se consuma, a los presidentes de los tribunales de instancia que ejercerán un poder desconocido sobre los restantes jueces desapoderados también de la instrucción del procedimiento penal una vez que el nuevo Código procesal penal deje en manos de los fiscales (subordinados jerárquicamente al Fiscal General del Estado elegido por el gobierno) la investigación de los delitos bajo el inédito principio de oportunidad (a ti te investigo y a ti no).

Y si la separación de poderes peligra de tal manera, no digamos el aseguramiento de la garantía de los derechos. ¿Están garantizados esos derechos de los ciudadanos con una ley de tasas que obstaculiza a millones de ellos el acceso a la tutela judicial efectiva? ¿Sabían que los asuntos civiles han disminuido en un 25% desde la vigencia de dicha ley? Varios miles de injusticias y quejas no tienen acceso a los tribunales; solo las grandes empresas y los ricos acceden con normalidad a ellos; se ha favorecido la impunidad de las administraciones públicas (exentas de tasas); no se ha recaudado con ellas ni la tercera parte de lo previsto, la cual tampoco se ha destinado a financiar la justicia gratuita como se decía; y, sin duda, va a convertirse en caldo de cultivo del conflicto social.

¿Conflicto social? ¡Ah! Para resolverlo expeditivamente tenemos otro ministro a mano: el de interior. El mismo que afirma sin rubor que las cuchillas de la valla que nos separa de África solo producen erosiones superficiales a quienes entran en contacto con ellas tratando de escalar dicha valla, también bendice que el escalamiento de edificios públicos con fines reivindicativos sea severamente sancionado en su autoritaria ley de seguridad ciudadana, lo mismo que hacer botellón o sacarle fotos a la policía en las manifestaciones (por cierto, a agentes que van con una armadura integral que les hace irreconocibles). Dice el art. 12 de la declaración francesa de hace tres siglos que, siendo necesaria una fuerza pública para garantizar los derechos del hombre y del ciudadano, se constituirá esta fuerza en beneficio de la comunidad, y no para el provecho particular de las personas a las que ha sido confiada. ¿De verdad que esa fuerza, que ha dado muestras claras de su espíritu democrático desde la Transición no está empezando a ser utilizada no en beneficio de la comunidad, ni tampoco en provecho propio, sino para proteger a quienes mueven los hilos? ¿Cómo si no entender la sanción de los incómodos escraches que no han tenido la respuesta judicial que esperaba el gobierno? ¿Cómo si no entender las gravísimas sanciones económicas previstas para quienes se manifiesten ante el Congreso, Senado u otros organismos que tampoco han sido sancionados por el Poder Judicial? ¿También esta vuelta de tuerca es culpa de la crisis o en realidad es culpa de una ideología represora de las libertades? Por cierto, supongo que cuando gobiernen otros y se manifiesten los obispos y los pro vida contra la anunciada derogación de la Ley Wert, de la eventual ley de reforma del aborto y de otras futuras regresiones democráticas que nos dejen los dos años de gobierno que aún quedan, no se quejen entonces de que se les aplique esta ley de seguridad ciudadana al tomar las calles. ¿O acaso confían en que para entonces también la derogue el nuevo Gobierno?







sábado, 19 de septiembre de 2015

La nueva revolución




¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa?

Hay varias razones que hacen necesario que estudiemos de nuevo la historia 

de la revolución rusa. La primera de ellas, que nos hace falta hacerlo para dar 

sentido a la historia global del siglo XX. Una historia que, tal como la podemos 

examinar ahora, desde la perspectiva de los primeros años del siglo XXI, nos 

muestra un enigma difícil de explicar. Si utilizamos un indicador de la evolución 

social como es el de la medición de las desigualdades en la riqueza, podemos 

ver que el siglo XX comienza en las primeras décadas con unas sociedades 

muy desiguales, donde la riqueza y los ingresos se acumulan en un tramo 

reducido de la población. Esta situación comienza a cambiar en los años treinta 

y lo hace espectacularmente en los cuarenta, que inician una época en que hay 

un reparto mucho más equitativo de la riqueza y de los ingresos. Una situación 

que se mantiene estable hasta 1980: es la edad feliz en que se desarrolla en 

buena parte del mundo el estado del bienestar, un tiempo de salarios elevados 

y mejora de los niveles de vida de los trabajadores, en el que un presidente 

norteamericano se propone incluso iniciar un programa de guerra contra la 

pobreza.

Todo esto se acabó en los años ochenta, a partir de los cuales vuelven a 

crecer los índices de desigualdad, que superan los del inicio del siglo, hasta 

llegar a un punto que ha llevado a Credit Suisse a denunciar hace pocos 

meses que el setenta por ciento más pobre de la población del planeta no llega 

hoy a tener en conjunto ni el tres por ciento de la riqueza total, mientras el 8'6 

por ciento de los más ricos acumulan el 85 por ciento.

¿Qué ha pasado que pueda explicar esta evolución? Thomas Piketty sostiene 

que la desigualdad ha sido una característica permanente de la historia 

humana. Os leo sus palabras: "En todas las sociedades y en todas las épocas 

la mitad de la población más pobre en patrimonio no posee casi nada 

¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? 

(generalmente apenas un 5% del patrimonio total), la décima parte superior de 

la jerarquía de los patrimonios posee una neta mayoría del total (generalmente 

más de un 60% del patrimonio total, y en ocasiones hasta un 90%)".

La desigualdad de los patrimonios, que se traduce en una desigualdad de los 

ingresos, marca, según Piketty, el curso entero de la historia, en la que las 

tasas de crecimiento de la población y de la producción no han pasado 

generalmente del 1% anual, mientras el "rendimiento puro" del capital se ha 

mantenido entre el 4% y el 5%. Estas consideraciones le llevan a una 

interpretación formulada rotundamente: "Durante una parte esencial de la 

historia de la humanidad el hecho más importante es que la tasa de 

rendimiento del capital ha sido siempre menos de diez a veinte veces superior 

a la tasa de crecimiento de la producción y del ingreso. En eso se basaba, en 

gran medida, el fundamento mismo de la sociedad: era lo que permitía a una 

clase de poseedores consagrarse a algo más que a su propia subsistencia". 

Que es tanto como decir que la civilización, la ciencia y el arte son hijos de la 

desigualdad.

Después habría venido, en el siglo XX, una etapa en la que las reglas del juego 

parecían estar cambiando, como consecuencia sobre todo, sostiene, de las 

destrucciones causadas por las dos guerras mundiales y por las conmociones 

sociales, que llevaron a ese mínimo de la desigualdad que se ha producido 

entre 1945 y 1980. Pero la normalidad se restableció a partir de los años 

ochenta, hasta llegar a la extrema desigualdad actual. De este hecho arranca 

su previsión de que en el transcurso del siglo XXI, es decir hasta 2100, el 

crecimiento de la producción será apenas de un 1,5 por ciento y nos 

encontraremos en una situación en que la superioridad de los rendimientos del 

capital volverá a ser como antes y se habrá restablecido la normalidad. Todo lo 

que termina con una conclusión pesimista: "No hay ninguna fuerza natural que 

reduzca necesariamente la importancia del capital y de los ingresos 

procedentes de la propiedad del capital a lo largo de la historia".

Ahora bien, yo he vivido en esta edad anterior a 1980 en que éramos muchos, 

yo diría que muchos millones en todo el mundo, los que pensábamos que las 

reglas del juego estaban cambiando permanentemente en favor de un reparto 

más justo de la riqueza, y que valía la pena esforzarse para seguir avanzando 

en esta dirección. Es por eso que me niego personalmente a aceptar que lo 

que pasó en este medio siglo de mejora colectiva fuera simplemente un 

accidente, y pienso que hay que examinar de cerca los acontecimientos del 

período que va de 1914 a 1980, introduciendo en el análisis los factores 

políticos que carecen por completo el libro de Piketty, donde, por poner un 

ejemplo, la palabra "sindicatos" aparece una sola vez (en la página 471 de la 

edición original francesa).

Esta otro tipo de exploración de la evolución de la desigualdad en el siglo XX, 

en clave política, debe comenzar forzosamente por el gran cambio que 

representó la revolución rusa de 1917. ¿Por qué digo un "gran cambio"? En 

1917 había una larga tradición de luchas obreras encaminadas a mejorar las 

condiciones de vida de los trabajadores, y existía una amplia tradición en 

apoyo del "socialismo", aunque sólo un intento de aplicarlo a la realidad había 
llegado a cuajar, el de la Commune de París de 1871, que duró poco más de 

dos meses y nos dejó como legado un himno, la Internacional, que anunciaba 

que "el mundo cambiará de base".

Pero la verdad era que, desde finales del siglo XIX, tanto la lucha de los 

sindicatos como la actuación política de los partidos llamados socialistas o 

socialdemócratas había renunciado a los programas revolucionarios para 

dedicarse a la pugna por la mejora de los derechos sociales dentro de los 

marcos políticos existentes, con voluntad de reformarlos, pero no de 

derribarlos. El caso del SPD alemán, del partido socialdemócrata que podía 

considerarse como legítimo heredero de Marx y de Engels, es revelador. En los 

años anteriores al inicio de la Primera Guerra Mundial era el partido que tenía 

más diputados en el parlamento alemán, contaba con más de un millón de 

afiliados y con un centenar de periódicos, pero no se proponía hacer la 

revolución, sino que aspiraba a obtener un triunfo parlamentario que le 

permitiera reformar y democratizar el estado. De modo que, cuando se produjo 

la declaración de guerra, los socialistas votaron los créditos y procuraron 

mantener la paz social, aconsejando a los trabajadores que, mientras durase la 

guerra, dejaran de lado las huelgas y los conflictos.

Situados en esta perspectiva no cuesta entender que lo que pasó en Rusia en 

el transcurso de 1917 significara una ruptura, un paso adelante inesperado, 

que mostraba que un movimiento surgido de abajo, de la revuelta de los 

trabajadores y de los soldados, podía llegar a hacerse con el control de un país 

y hacerlo funcionar de acuerdo con unas reglas nuevas. Porque lo más 

innovador de este movimiento fue que, desde los primeros momentos, desde 

febrero -o marzo, según nuestro calendario- de 1917 no actuaba solamente a 

partir de un parlamento, sino que se basaba en un doble poder, una parte 

esencial del cual la formaban los consejos de trabajadores, soldados y 

campesinos, que comenzaron entonces a construir una especie de contra-
estado.

Añadamos a esto que el proceso aceleró rápidamente, sobre todo por iniciativa 

de Lenin, que proponía renunciar al programa de una asamblea constituyente, 

es decir, el sistema parlamentario burgués donde todo contribuía, decía él, a 

establecer "una democracia sólo para los ricos "- y pasar directamente a otra 

forma de organización en que el poder debía estar en manos de consejos 

elegidos desde abajo, con una etapa transitoria de dictadura del proletariado -

porque no era previsible que los privilegiados del viejo sistema aceptaran su 

desposesión sin resistencias- que llevaría finalmente a establecer una sociedad 

sin estado y sin clases.

Para los millones de europeos en 1917 estaban combatiendo en los campos de 

batalla, y que habían descubierto ya que esa guerra no se hacía en defensa de 

sus intereses, la imagen de lo que estaba pasando en Rusia era la de un 

régimen que había liquidado la guerra de inmediato, que había repartido la 

tierra a los campesinos, que otorgaba a los obreros derechos de control sobre 

las empresas y que daba el poder a consejos elegidos que debían ejercer de 

abajo arriba.

¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info

El nuevo emperador de Austria-Hungría, Carlos I, le escribía el 14 de abril de 

1917 al Kaiser: "Estamos luchando ahora contra un nuevo enemigo, más 

peligroso que las potencias de la Entente: contra la revolución internacional". 

Carlos -que, por cierto, fue beatificado en 2004 por el papa Woytila- había 

sabido entender la diferencia que representaba lo que estaba pasando en 

Rusia: se había dado cuenta de que aquel era un enemigo "nuevo", que no 

había que confundir con lo que significaban las revueltas, manifestaciones y 

huelgas que se habían producido, y seguían produciéndose en aquellos 

momentos, en Austria y Alemania.

Porque es verdad que en los dos países se estaban produciendo tantos 

movimientos de protesta que hicieron nacer entre los bolcheviques rusos la 

ilusión, totalmente equivocada, de que la revolución se podía extender 

fácilmente en la Europa central. No llegó a haber una revolución ni siquiera en 

Alemania, que era donde parecía más inminente. Pero el miedo de que pudiera 

producirse fue lo que explica que a principios de noviembre de 1918 los jefes 

militares alemanes decidieran que habían de acabar la guerra para poder 

destinar las fuerzas a aplastar la revolución. Fueron los militares los que, ante 

la necesidad de satisfacer las exigencias que el presidente norteamericano 

Wilson ponía para negociar la paz, destituyeron el emperador y optaron por 

pasar el poder a un gobierno integrado por socialistas, con la condición, 

pactada previamente entre los jefes del ejército y el del Partido socialista, 

Friedrich Ebert, que "el gobierno cooperará con el cuerpo de oficiales en la 

supresión del bolchevismo".

Los temores de los militares tenían suficiente fundamentos, ya que parecía que 

si en algún lugar podía repetirse la experiencia soviética era en la Alemania de

noviembre y diciembre de 1918, cuando en Baviera y Sajonia se proclamaban 

"repúblicas socialistas", y en Berlín se reunía un congreso de los 

representantes de los Consejos de trabajadores y de soldados de Alemania 

donde, entre otras cosas, se reivindicaba que la autoridad suprema del ejército 

pasara a manos de los consejos de soldados y que se suprimieran los rangos y 

las insignias. La gran victoria de Friedrich Ebert fue conseguir que el congreso 

de los consejos aceptara la inmediata elección de unas cortes constituyentes, 

que permitieron asentar un gobierno de orden y desvanecieron la amenaza de 

una vía revolucionaria.

Mientras tanto los Freikorps, unos cuerpos paramilitares de voluntarios 

reclutados por los jefes del ejército, que estaban integrados por soldados 

desmovilizados, estudiantes y campesinos, dirigidos por tenientes y capitanes, 

y que actuaban con el apoyo del ministro de Defensa, el socialista Gustav 

Noske, hacían el trabajo sucio de liquidar la revolución. Comenzaron 

reprimiendo a sangre y fuego un intento prematuro de revuelta que tuvo lugar 

en Berlín el 5 de enero de 1919, y que terminó con el asesinato de Karl 

Liebknecht y de Rosa Luxemburgo, y siguieron luego disolviendo violentamente 

los consejos de trabajadores y de soldados y liquidando la república soviética 

de Baviera. No se suele destacar lo suficiente la importancia que tuvo este 

movimiento contrarrevolucionario que se extendió por Alemania, Austria, 

Hungría y los países bálticos, con la estrecha colaboración de unos dirigentes 

políticos que estaban movidos por un terror obsesivo de la revolución rusa. 

Quizás os sirva para valorarlo saber que estos cuerpos llegaron a contar entre 

250.000 y 400.000 miembros.

La revolución quedó así aislada en Rusia, lo que no preocupaba demasiado. 

Ingleses y franceses se cansaron pronto de apoyar a los ejércitos blancos que 

luchaban contra los soviéticos y lo dejaron correr, preocupados por reacciones 

como la revuelta de los marineros de la flota que los franceses habían enviado 

el mar Negro. Lo que realmente les preocupaba era la posibilidad de que el 

ejemplo soviético se extendiera a sus países: temían sobre todo el contagio.

El malestar de los años que siguieron al fin de la Gran Guerra en Francia, en 

Inglaterra (donde en 1926 se produjo la primera huelga general de su historia), 

en España (donde de 1918 a 1921 se desarrolla lo que se llama habitualmente 

el "trienio bolchevique") o en Italia (con las ocupaciones de fábricas de 1920) 

no llevó a ninguna parte a movimientos revolucionarios que aspiraran a tomar 

el poder. En Italia, por ejemplo, tanto el partido socialista como el sindicato 

mayoritario se negaron a apoyar actuaciones encaminadas a la toma del poder. 

De esta manera la ocupación de las fábricas no podía llevar más allá de la 

obtención de algunas concesiones de los patrones. Pero el miedo a la 

revolución "à la rusa" estaba muy presente en el imaginario de los dirigentes de 

la Europa burguesa, y los sindicatos aprendieron pronto a usarla para negociar 

con mayor eficacia las condiciones de trabajo y los salarios.

Las mejoras en el terreno de la desigualdad que se fueron consiguiendo 

posteriormente, desde la década de los treinta, no se explicarían suficiente sin 

el pánico al fantasma soviético. Cuando la crisis mundial creó una situación de 

desempleo y de pobreza extremas, se recurrió a dos tipos diferentes de 

soluciones. En países donde la amenaza parecía más grande, como eran Italia 

y Alemania, los movimientos de signo fascista comenzaron disolviendo los 

partidos y sindicatos izquierdistas violentamente.

En el caso de Alemania, Hitler repitió en 1934 el pacto con el ejército que Ebert 

había hecho en noviembre de 1918. Ante la amenaza que representaban las 

tropas de las SA, que querían sacar adelante las promesas revolucionarias de 

los programas nazis, los militares avisaron a Hitler de que o bien detenía el 

asunto él o lo haría el ejército por su cuenta. Los militares colaboraron dando 

armas a las SS para el exterminio de las SA que se produjo a partir de la noche 

de los cuchillos largos, el 30 de junio de 1934. Pero quizá lo más interesante 

sea la justificación que Hitler dio de su actuación en este caso, al decir que 

había querido evitar que se volviera a producir en Alemania un nuevo 1918.

En otro caso en que las consecuencias de la crisis eran de una gravedad 

extrema, como era el de los Estados Unidos, la solución consistió en establecer 

una política de ayudas y de concesiones en el terreno social, dentro del 

programa del New Deal. Se suele ignorar que los años que van de 1931 a 1939 

fueron un tiempo en los Estados Unidos de grandes huelgas y de graves 

conmociones sociales. Con motivo de una de estas huelgas, Los Angeles 

Times escribía: "La situación (...) no se puede describir como una huelga 

general. Lo que hay es una insurrección, una revuelta organizada por los 

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comunistas para derribar el gobierno . Sólo se puede hacer una cosa: aplastar 

la revuelta con toda la fuerza que sea necesaria".

Aparte de estas luchas, los trabajadores estadounidenses utilizaban también 

para defenderse de la crisis medidas de auto-organización: en Seattle el 

sindicato de los pescadores intercambiaba pescado para frutas, verduras y 

leña. Había 21 locales, con un comisario delante, para hacer estos 

intercambios. A finales de 1932 había 330 organizaciones varias de auto-ayuda 

para todo el país, con 300.000 miembros.

Sin este contexto de luchas sociales no hay forma de encontrar una explicación 

racional del New Deal y de sus medidas de ayuda, como la Civil Works 

Administration, que llegó a dar empleo a 4 millones de trabajadores, o el 

Civilian Conservation Corps, que cogía jóvenes solteros y los llevaba a trabajar 

en los bosques pagándoles un salario de un dólar al día para trabajos de 

recuperación o de protección contra las inundaciones. Todo esto se hacía bajo 

la vigilancia inquieta de los empresarios, que veían por todas partes la 

amenaza del socialismo. De hecho, el miedo a la clase de giro a la izquierda 

que les parecía que se estaba produciendo con Roosevelt generó una fuerte 

reacción que es lo que explica que en 1938 se fundara el Comité del congreso 

sobre actividades anti-americanas, encargado de descubrir subversivos en los 

sindicatos o entre las organizaciones del New Deal. El macartismo no es un 

producto de la guerra fría, sino la continuación del pánico contra lo rojo nacido 

en los años treinta.

Tras el fin de la segunda guerra mundial, en 1945, el miedo a la extensión del 

comunismo en Europa parecía justificada por el hecho de que los años 1945 y 

1946 los comunistas obtuvieron más del 20 por ciento de los votos en 

Checoslovaquia, en Francia (donde fueron el partido más votado) y en 

Finlandia, y muy cerca del 20 por ciento en Islandia o en Italia. No había en 

ninguno de estos casos propósitos revolucionarios por parte de los comunistas, 

porque, paradójicamente, el propio Stalin se había convertido a la opción 

parlamentaria, y aconsejaba a los partidos comunistas europeos que no se 

embarcaran en aventuras revolucionarias.

La guerra fría tenía el objetivo de crear una solidaridad en la que los Estados 

Unidos ofrecerían a sus aliados la protección contra el enemigo revolucionario, 

del que sólo ellos podían salvar, con su superioridad militar, reforzada por el 

monopolio de la bomba atómica. Detrás de este ofrecimiento de protección 

había el propósito de construir un mundo de acuerdo con sus reglas, en el que 

no sólo tendrían una hegemonía militar indiscutible, sino también un dominio 

económico.

Mantener este clima de miedo a un choque global contra un enemigo, el 

soviético, que podía aplastar cualquier país que no estuviera bajo la protección 

de los estadounidenses y de sus fuerzas nucleares, era necesario para 

sostener este control político global, y para hacer negocio, de paso.

Aparte de eso, sin embargo, la necesidad de hacer frente a lo que temían 

realmente, que no eran las armas soviéticas, sino la posibilidad de que ideas y 

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movimientos de signo comunista se extendieran por los países "occidentales", 

los llevó a todos a recurrir a políticas que favorecían un reparto más equitativo 

de los beneficios de la producción y a un abastecimiento más amplio de 

servicios sociales universales y gratuitos: son los años del estado del bienestar, 

los años en que encontramos los valores mínimos en la escala de la 

desigualdad social.

Desde 1968, sin embargo, se empezó a ver que no había que temer ningún 

tipo de amenaza revolucionaria, porque ni los mismos partidos comunistas 

parecían proponérselo. En el París de mayo de 1968, en plena euforia del 

movimiento de los estudiantes, que estaban convencidos de que, aliados con 

los trabajadores, podían transformar el mundo, el partido comunista y su 

sindicato impidieron cualquier posibilidad de alianza y se contentaron pactando 

mejoras salariales con la patronal y recomendando a los estudiantes que se 

fueran a hacer la revolución a la Universidad. Al mismo tiempo, los 

acontecimientos de Praga demostraban que el comunismo soviético no 

aspiraba a otra cosa que a mantenerse a la defensiva, sin tolerar cambios que 

pusieran en peligro su estabilidad.

A mediados de los años setenta, a medida que resultaba cada vez más 

evidente que la amenaza soviética era inconsistente, los sectores 

empresariales, que hasta entonces habían aceptado pagar la factura de unos 

costes salariales y unos impuestos elevados, comenzaron a reaccionar. La 

ofensiva comenzó en tiempos de Carter, impidiendo que se creara una Oficina 

de representación de los consumidores, por un lado, y abandonando los 

sindicatos en la defensa de sus derechos, por otra, y prosiguió con Reagan en 

Estados Unidos, y con la señora Thatcher en Gran Bretaña, luchando 

abiertamente contra los sindicatos. Como consecuencia de esta política 

comenzaba de nuevo el crecimiento de la curva de la desigualdad, que se 

alimentaba de la rebaja gradual de los costes salariales y fiscales de las 

empresas.

¿Se puede considerar una simple coincidencia que la mejora de la igualdad se 

haya producido coetáneamente a la expansión de la amenaza comunista -o, 

más exactamente, del miedo a la amenaza comunista- y que el cambio que ha 

llevado al retorno a las graves proporciones de desigualdad que estamos 

viviendo hoy coincida con la desaparición de este factor?

Y déjenme insistir: no me estoy refiriendo a la amenaza de la Unión Soviética 

como potencia militar, que nunca existió (las diferencias de potencial militar en 

favor de los Estados Unidos eran enormes, pero eso se escondía al público, 

que de otro modo quizá no habría aceptado tan mansamente los gastos y las 

restricciones que comportaba la guerra fría). Me estoy refiriendo a la amenaza, 

para decirlo con los términos usados para afianzar estos miedos, del 

"comunismo internacional"; al miedo a la subversión revolucionaria.

Dejadme que cite un testimonio de extraña lucidez que supo ver por dónde 

podían ir las cosas muy bien, ya en el año 1920. El testigo es el de Karl Kraus, 

que escribió entonces: "Que el diablo se lleve la praxis del comunismo, pero, 

en cambio, que Dios nos lo conserve en su condición de amenaza constante 

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sobre las cabezas de los que tienen riquezas; los que, a fin de conservarlas, 

envían implacables los otros a los frentes del hambre y del honor de la patria, 

mientras pretenden consolarlos diciendo y repitiendo que la riqueza no es lo 

más importante de esta vida. Dios nos conserve para siempre el comunismo 

para que esa chusma no se vuelva aún más desvergonzada (...) y que, al 

menos, cuando se vayan a dormir, lo hagan con una pesadilla".

Y es que buena parte de lo que llamamos progresos sociales, desde la 

revolución francesa hasta la fecha, está estrechamente asociado a las 

pesadillas de las clases acomodadas, obligadas a hacer concesiones como 

consecuencia del miedo a perderlo todo a manos de los bárbaros. La abolición 

de la esclavitud, por ejemplo, no se explicaría sin el pánico que produjo la 

matanza de los colonos en Haití durante la revolución de 1791. Que resulte que 

en la actualidad hay en el mundo más esclavos que en 1791 (la cifra actual de 

los trabajadores forzados se calcula que oscila entre los 13 y los 27 millones) 

obliga a hacer algunas reflexiones sobre el significado de lo que los libros de 

historia llaman abolición de la esclavitud.

Nada comparable, sin embargo, con el pánico que provocó desde su inicio la 

revolución rusa, y que se ha mantenido persistentemente tanto en el terreno de 

la propaganda política como en el de la historia. Aún hoy los hechos de Ucrania 

son aprovechados para rehacer la misma historia de la amenaza al mundo 

libre. En un artículo de una revista erudita de historia de la guerra fría que 

estudia las organizaciones "stay behind", que Estados Unidos y Gran Bretaña 

montaron en Europa para poder oponerse a un posible ascenso comunista, la 

más conocida de las cuales es Gladio, que preparaba una respuesta violenta 

en Italia si los comunistas ganaban unas elecciones, el autor trata de justificar 

que siguieran incluso después de la desaparición de la Unión Soviética y 

argumenta que, con la agresión rusa actual en Ucrania, tiene lógica mantener 

"algunos de los mismos elementos de seguridad" de la guerra fría. O sea que el 

anticomunismo dura incluso después de la muerte del comunismo.

Nos hemos nutrido de la historia criminal del comunismo, que se nos sigue 

repitiendo cada día, y nos ha faltado, en cambio, conocer en paralelo una 

historia criminal del capitalismo que permitiera situar las cosas en un contexto 

más equilibrado. El estudio de la revolución rusa, como veis, es necesario para 

entender la historia del siglo XX, y la situación a la que esta historia nos ha 

llevado.

Hay, sin embargo, más motivos que hacen necesario este estudio, a los que 

me referiré brevemente porque el tiempo no da para más. Uno de los más 

importantes es el de dilucidar porqué el proyecto social de 1917 terminó 

fracasando. Y no me refiero al hundimiento final de la estructura política de la 

Unión Soviética después de 1989, sino a la incapacidad de construir ese 

modelo de una sociedad libre y sin clases que se había planteado al inicio de la 

revolución.

Es un tema que nos obligará a revisar toda una serie de cuestiones, 

empezando por la crisis de marzo de 1921, cuando se celebraba el décimo 

congreso del partido comunista, mientras los trabajadores de Petrogrado se 

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declaraban en huelga, con el apoyo de los marineros de la base de Kronstadt, 

no sólo por razones económicas, sino en demanda de más derechos de 

participación, y de nuevas elecciones a los soviets, que se habían convertido, 

en el transcurso de la guerra civil, en una simple cadena de transmisión de las 

órdenes dadas desde arriba por unos mandos que no habían sido elegidos.

Tendremos que explorar después qué significaba realmente el programa de la 

planificación tal como lo estaban elaborando, hasta 1928, los hombres que 

trabajaban en el Gosplan, y la forma en como su proyecto fue pervertido por 

Stalin, que lo convirtió en un instrumento para un proyecto de industrialización 

forzada, que tenía que ir acompañado de una política de terror encaminada a 

someter a amplias capas de la población a unas condiciones de trabajo y de 

explotación inhumanas.

O tendremos que investigar las razones del fracaso del proyecto de las 

democracias populares en 1945, del que hablaba Manfred Kossok, que lo vivió, 

evocando "aquellos años de las grandes esperanzas, de las visiones, de las 

utopías -la fin del imperialismo en 10 o 20 años, liberación de todos los 

pueblos, bienestar universal, paz eterna- unos años de ilusiones heroicas: el 

socialismo real como el mejor de los mundos". Un proyecto del que decía 

Edward Thompson: "este fue un momento auténtico, y no creo que la 

degeneración que siguió, en la que hubo dos actores, el estalinismo y 

occidente, fuera inevitable. Pienso que hay que volver a ocuparse de esto y 

explicó que este momento existió". Hay, en efecto, que estudiar todos estos 

momentos diversos en que las cosas pudieron ser diferentes.

Y hay un aspecto central de esta cuestión que habría que examinar con 

detenimiento. ¿Tenía viabilidad el proyecto de Lenin de crear una sociedad sin 

clases, que implicaba abolir no sólo el aparato del estado sino el trabajo 

asalariado? No hace mucho que Richard Wolff, profesor emérito de Economía 

de la Universidad de Massachusets, repasaba diversos momentos de la 

historia de las revoluciones –la avolición de la esclavitud, el fin del feudalismo, 

la revolución socialista de 1917- y mostraba que cada una de ellas había 

aportado beneficios y libertades, pero que todas habían acabado dejando el 

terreno abierto a una nueva forma de explotación (en el caso de 1917, la de un 

capitalismo de Estado) porque no habían sabido entender que la sola forma de 

abolir la explotación es acabar con la extracción de los excedentes del trabajo 

de las manos de los que lo producen.

Para Wolff esto se consigue con formas de organización cooperativas y apunta 

a un movimiento bastante interesante de formación de pequeñas cooperativas 

que se desarrolla actualmente en los Estados Unidos. Pero olvida un aspecto 

que Lenin tenía suficientemente en cuenta: que a fin de abolir la explotación lo 

primero que hace falta es haber despojado del poder político a los que 

resultarían perjudicados con este cambio. Podría servir de ejemplo lo ocurrido 

con Mondragón, que muchos, incluyendo el mismo Wolff, presentaban como el 

modelo de una alternativa. Puedes hacer lo que quieras montando

cooperativas, grandes o pequeñas, pero no cambiará nada si mientras tanto 

tienes en Madrid un Montoro que tiene a su disposición todo el poder del

estado para modificar las reglas como le convenga.

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Otra propuesta que sería interesante considerar, pero de la que conocemos 

todavía demasiado poco, es la de Abdullah Öcalan, el dirigente del PKK kurdo, 

aprisionado por los turcos desde 1999, que hace unos años propuso la fórmula 

del confederalismo democrático, que propone reemplazar el estado-nación por 

un sistema de asambleas o consejos locales que generen autonomía sin crear 

el aparato de un estado. Hoy este proyecto tiene una primera plasmación en 

Rojava, la zona del norte de Siria donde se ha instalado el que un reportaje de 

la BBC califica como "un mini-estado igualitario, multi-étnico (porque encierra 

en pie de igualdad kurdos, árabes, y cristianos), gobernado comunitariamente". 

Son justamente los que están combatiendo para reconquistar la ciudad de 

Kobane. Os recomiendo que veáis este documental de la BBC -lo encontrareis

tanto en Google como en YouTube, con el título de "Rojava: Sirya’s secret

revolution".

¿Por qué hablo de estas cosas, que parecen muy lejos del estudio de la 

revolución de 1917? He dicho antes que debíamos estudiarla para llegar a 

entender nuestra propia historia; pero es evidente que este estudio no lo veo 

como un puro ejercicio intelectual sin fines prácticos. La utilidad que puede 

tener, que debe tener, es la de ayudarnos a rescatar de aquellos proyectos que 

no tuvieron éxito -por errores internos y por la hostilidad de todas las fuerzas 

que se oponían a los avances sociales que promovían - lo que pueda servirnos 

aún para el trabajo de construir una sociedad más libre y más igualitaria. 

Porque me parece indiscutible que el propósito que movió a los hombres de 

1917 era legítimo. Como dijo Paul Eluard: "Había que creer, era necesario / 

creer que el hombre tiene el poder / de ser libre y de ser mejor que el destino 

que le ha sido asignado". Y pienso que necesitamos seguirlo creyendo hoy.

(Conferencia pronunciada por Josep Fontana en el acto de presentación de la comisión del centenario de 

la Revolución Rusa)