LA IDEOLOGÍA DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS.
Hoy, los partidos políticos carecen, casi por completo de ideología.
Poca diferencia hay, en la práctica, entre liberales y conservadores.
Ayer puse yo una bandera enorme en una plaza, mañana la pones tú en una presentación y en uno y otro caso, nos tiramos los trastos metafóricamente a la cabeza y nos ponemos a caer de un burro.
Se lo dicen sus asesores, esos que saben manipular.
Los medios de comunicación, siempre ávidos de titulares y colaboradores esenciales, ya tienen servido uno con el que abrir sus portadas, telediarios o espacios de noticias.
Y así, sus enfrentamientos son puro teatro.
Los tramoyistas, los políticos y los medios.
El poder real, esos que no salen apenas o nunca en la tela, viendo la función. O no, que no siempre les hace falta o les interesa.
Nos toman por tontos, gente que no discurre ni piensa ni tiene ideas.
En cierto modo, a veces, llevan razón. Nos dan el pan y circo y nos quedamos sentaditos y quietos, que es lo más cómodo.
Decía uno: ¡dejad, que la política la hagan los políticos…! Pobre iluso. No se ha fijado ni en su nómina o su pensión, ni en casi nada.
Los políticos actuales (salvo las excepciones, que siempre las hay), sólo son máquinas para concurrir a elecciones, alcanzar el poder y sentirse a gusto, especiales.
Son como Ícaro que se emocionan viendo que vuelan. Pero que tengan cuidado de no acercarse demasiado al sol, no les suceda lo que al joven y caigan estrepitosamente al mar.
Resulta que les vemos el trasero, trabajando afanosamente para su señor, el CAPITAL.
Hace unos siglos defendían al conde, al marqués, al duque o al Papa, a quien les diera tierras y poder. Tal vez, entonces eran más listos, porque tenían poder de verdad. Hoy no, les dan humo.
Y el que se mueva…, no sale en la foto –se dice-.
Siguen anclados en el pasado, el viejo egoísmo de ‘si tú me das, y yo te daré’.
Hablan de marxismo, nepotismo, liberalismo, comunismo… y, para mí que ni ellos mismos saben de qué va el tema, aunque haya tantos con “carreras”.
Y es que el dinero se come todo, hasta las ideas.
Poca diferencia hay, en la práctica, entre liberales y conservadores.
Ayer puse yo una bandera enorme en una plaza, mañana la pones tú en una presentación y en uno y otro caso, nos tiramos los trastos metafóricamente a la cabeza y nos ponemos a caer de un burro.
Se lo dicen sus asesores, esos que saben manipular.
Los medios de comunicación, siempre ávidos de titulares y colaboradores esenciales, ya tienen servido uno con el que abrir sus portadas, telediarios o espacios de noticias.
Y así, sus enfrentamientos son puro teatro.
Los tramoyistas, los políticos y los medios.
El poder real, esos que no salen apenas o nunca en la tela, viendo la función. O no, que no siempre les hace falta o les interesa.
Nos toman por tontos, gente que no discurre ni piensa ni tiene ideas.
En cierto modo, a veces, llevan razón. Nos dan el pan y circo y nos quedamos sentaditos y quietos, que es lo más cómodo.
Decía uno: ¡dejad, que la política la hagan los políticos…! Pobre iluso. No se ha fijado ni en su nómina o su pensión, ni en casi nada.
Los políticos actuales (salvo las excepciones, que siempre las hay), sólo son máquinas para concurrir a elecciones, alcanzar el poder y sentirse a gusto, especiales.
Son como Ícaro que se emocionan viendo que vuelan. Pero que tengan cuidado de no acercarse demasiado al sol, no les suceda lo que al joven y caigan estrepitosamente al mar.
Resulta que les vemos el trasero, trabajando afanosamente para su señor, el CAPITAL.
Hace unos siglos defendían al conde, al marqués, al duque o al Papa, a quien les diera tierras y poder. Tal vez, entonces eran más listos, porque tenían poder de verdad. Hoy no, les dan humo.
Y el que se mueva…, no sale en la foto –se dice-.
Siguen anclados en el pasado, el viejo egoísmo de ‘si tú me das, y yo te daré’.
Hablan de marxismo, nepotismo, liberalismo, comunismo… y, para mí que ni ellos mismos saben de qué va el tema, aunque haya tantos con “carreras”.
Y es que el dinero se come todo, hasta las ideas.
JF Benedi
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