jueves, 21 de marzo de 2019

GSG


Gobierno de salvación global o-    "Erth Overshoot Day"


Este proyecto ideado por reconocidos políticos y economistas universales
No es una utopía, sino una contundente realidad leerla es transportarse a una situación inédita
Pero muy Real y controvertida, pues no deja de ser una realidad que se vive a diario y que nos duele reconocer.
El GSG será un gobierno alternativo que se posicionarà de todo el control del planeta, que no se hablará en términos nacionales sino universales y marcará pautas a seguir de manera contundente para mitigar la super población del planeta y la falta de recursos para la supervivencia de la misma, y volver al equilibrio de los mejores siglos de la humanidad pero con todos los adelantos de la actualidad. La Magna idea es hacer un planeta equilibrado entre población, y producción para que cree una humanidad con oportunidad de vida igualitaria y equitativa, porque nuestro problema único básico y fundamental es la super poblacion y sigue creciendo.

Si es cierto que el mundo ha progresado proporcionalmente más en los últimos cincuenta años que en toda la historia, no lo es menos el hecho de que la desigualdad entre las naciones es una de las características que mejor definen al mundo contemporáneo.
Este fenómeno se traduce, sobre todo, en las grandes diferencias existentes entre los pueblos en el acceso a bienes y servicios básicos, y es consecuencia de los procesos económicos que, con diferentes resultados, se han experimentado en las últimas décadas.
Algunas investigaciones recientes parecen demostrar que los principales factores que intervienen en los conflictos actuales tienen que ver con las dificultades económicas, los problemas de acceso a la propiedad de la tierra en el mundo rural, la religión y la inestabilidad política

Las cifras de personas que carecen de lo básico para sobrevivir con un mínimo que garantice un nivel elemental de salud son altas, como por ejemplo : más de 1.200 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable; 1.000 millones carecen de vivienda estimable; existen 840 millones de personas mal nutridas, de los cuales 200 millones son niños menores de cinco años, y 2.000 millones de personas padecen anemia por falta de hierro; 880 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de salud; y 2.000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales. Para resumir, nada menos que el 80% de la población mundial vive en la pobreza. Cabe destacar que la falta de salud no es ni causa ni efecto de la pobreza, es un componente más de la misma, un hecho sustancial a ella y un parámetro que, quizás como ningún otro, ayuda a identificarla.

A lo largo de los años 90 este proceso de desigualdad mundial se fue agudizando y definiéndose geográficamente de tal manera que situar en el mapa los conflictos y guerras abiertas actualmente en curso, es superponerlos a las zonas cuyas carencias hemos descrito anteriormente (Actualmente Afganistán, India, Pakistán, Colombia, Venezuela)

La globalización, como fenómeno, arroja, entre otros, un efecto inesperado, o sea que la población de los países pobres conoce perfectamente la riqueza y el desahogo con que se vive en otros lugares del mundo y es consciente de esas desigualdades. Se globalizan la información y las corrientes financieras, pero no los derechos de la gente, ni el desarrollo humano, ni el bienestar. Este conocimiento de la desigualdad, una vez referido a la propia situación de carencia de bienes y servicios básicos, es generador de frustración, de actitudes desesperadas, de odio, de integrismo y de violencia, y hasta de racismo, y no son pocos, o sea nada menos que 3.000 millones de seres humanos pueden sufrir hoy en el mundo este sentimiento de injusticia.
Partiendo de esto se aprecia que la situación converge en un exceso poblacional, y su control es fundamental para mantener un bienestar general, los recursos del planeta son finitos y debemos buscar el tope poblacional para mantener una humanidad sana estable y feliz, metas que hasta ahora han sido inviables y de las cuales sólo participa una minoría.****

Las futuras generaciones están obligadas a adoptar nuevas formas sociales para desbloquear un sistema causa-efecto aterrador a corto y mediano plazo, nuevos sentidos de la vida y la existencia, mantener la claridad y la cordura que deberá preceder a tal sistema social y filosófico para ser comprendido y aceptado como una realidad intangible, que en consecuencia debe traer un bienestar sensible y productivo.

La idea central es que el planeta está superpoblado, estamos acabando con todos los recursos que el planeta puede generar, en Julio del 2016 se calcula que consumimos todos los recursos producidos por el planeta quiere decir esto que en situaciones normales no tendríamos en los próximos cinco meses recursos para sobrevivir, esto marca una situación alarmante y no podemos vivir de espalda a ella es una realidad tangible y escalofriante y nadie nos dice la verdad, los gobiernos lo ocultan y siguen en tópico de sus políticas descabelladas cobardes por aplicar correctivos , ya que ellos están apañando la mejor de las situaciones para en seguro bienestar de una minoría todo poderosa. Tecnología avanzada va dejando de lado muchos puestos de trabajo y más gente está sin posibilidad de empleo, si no paramos esta situación irremisiblemente nos vamos a enfretar unos a otros y se convertirá en una espectacular guerra de los pobres y una élite observando desde sus bunkers la más terrible de las guerras jamás vista hasta el momento.

 El consumo es cada vez mayor, lo que ha provocado que a fecha de 8 de agosto la humanidad haya agotado los recursos naturales disponibles para todo 2016.

La Tierra es capaz de producir cierta cantidad de recursos cada año. Si la humanidad se limitase a consumir la materia dada, se acercaría al desarrollo sostenible. Sin embargo, cada vez hacen falta más recursos naturales para mantener el funcionamiento de la economía, adelantando la fecha en la que se agotan todos los disponibles para el año.
Erth Overshoot Day es el nombre que se le da al día que marca la frontera entre desarrollo sostenible y catástrofe ecológica, momento en el que se agotan los recursos producidos por el Planeta durante el año. En 2016 ha sido el 8 de agosto el límite de la sostenibilidad.

A partir de ahora y hasta finales de año, la economía consumirá materias “a préstamo” del planeta, es decir, agotando las reservas naturales y profundizando más en el daño ecológico causado al planeta, así como hipotecando a las futuras generaciones.

El Earth Overshoot Day llega antes cada año. En 1971 se produjo el 24 de diciembre, por citar un ejemplo que ilustra el aumento del consumo de la humanidad en los últimos 45 años.

La medición no se limita a recursos energéticos, sino también a alimentos, agua o especímenes animales. Todos ellos son usados de forma intensiva y por encima de la capacidad de la Tierra para reponerlos.

La inversión en energías renovables crece, y su capacidad para suministrar energía alcanza ya una escala nacional. Sin embargo, no es suficiente para cubrir las necesidades de la población mundial. Uno de los problemas a los que nos enfrentamos es al creciente consumo de países en desarrollo.

Son varias las recomendaciones que lanza la asociación encargada de monitorizar estos datos. Todos van encaminados a fomentar un consumo sostenible y una economía verde.

Una reciente investigación de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) concluye que, después de la crisis económica mundial,  la tecnología es la primera causa del aumento del desempleo en el mundo. El director de esta Organización, José Manuel Salazar-Xirinachs sostiene que “Los robots, los ordenadores y la automatización incrementan la productividad, pero reducen el potencial de crear empleos del sector manufacturero”.  Esto, según el experto, ha llevado a que incluso naciones como Japón hayan registrado un descenso en el número de empleos en este sector a causa de las innovaciones tecnológicas.

Noticias como esta sin duda generan preocupación y nos llevan a preguntarnos una vez más hasta qué punto la tecnología contribuye con el crecimiento y la evolución del ser humano, o representa a largo plazo una amenaza para nuestro bienestar. Y es que si se mira la situación con detenimiento, es posible ver que esta preocupación ha estado presente en todas las épocas y ha sido una constante en la historia de la humanidad.

Aunque nuestro proceso histórico ha estado marcado por un miedo a lo desconocido y los grandes avances siempre han generado zozobra y ansiedad en las épocas en que se producen, también es cierto que la tecnología sí ha tenido la capacidad de suplir y desplazar el trabajo humano. Desde la invención de la rueda, hasta los más sofisticados robots, pasando por la invención de la imprenta y la máquina de vapor, las novedades en materia tecnológica han transformado la economía y el mundo laboral eliminando trabajos tradicionales y creando nuevos roles.

Especialmente en las empresas relacionadas con manufactura y en otros sectores donde el trabajo manual y poco tecnificado han sido la base de la producción, la influencia de la tecnología como factor de mayor productividad y de consecuente desempleo se ha visto de manera creciente, y con mucha más fuerza en las últimas décadas. Y aunque cada nuevo avance tecnológico ha tenido la capacidad de generar nuevos empleos, las tendencias revelan que son muchos más los que se eliminan como causa de estos.

Con el fin de suplir un poco este vacío y de evitar que muchas personas se vean en situación de desempleo, muchos gobiernos y compañías alrededor del mundo han buscado, en tiempo recientes,  capacitar a los trabajadores en tecnología, con el fin de que ellos puedan ocupar otros puestos en los que se requiera menos mano de obra y más trabajo intelectual.

Este tipo de medidas ayudan a reducir en parte el esfuerzo físico y abren espacios para actividades en las que sea necesario usar más las funciones cerebrales, pero ciertamente no representan una solución de fondo ante el gran número de personas que cada día pierden sus empleos y que por edad, desgaste físico o por otros factores no pueden acceder tan fácilmente a la formación en materia de tecnología y se quedan irremediablemente excluidos del mercado laboral.

Si bien no tiene sentido entrar en pánico frente a esta problemática, si es claro que es un asunto que genera preocupación y por eso debe tenerse en cuenta como unos de los grandes retos que enfrenta la humanidad en la actualidad y de cara a un futuro cercano. Es vital que seamos capaces de reflexionar detenidamente al respecto, pero ante todo que tengamos la capacidad de adaptarnos a los cambios sin deshumanizarnos y que hagamos uso de nuestra inagotable inteligencia para dar con soluciones que nos permitan mantener el equilibrio entre los avances tecnológicos y nuestro bienestar.

Si gracias a nuestra genialidad hemos dado con creaciones tan asombrosas, útiles y beneficiosas, sin duda tendremos también el poder de valernos de ellas y de nuestra infinita capacidad de adaptación y cambio para dignificar nuestra condición y lograr siempre que sea la tecnología la que esté a nuestro servicio y no lo contrario.









miércoles, 20 de febrero de 2019

¿Qué pasaría si en el planeta bajará la población en los próximos 50 años por ejemplo de 7000 millones a 4000 millones?
De que manera se comportaria la economía si esto se llegará a producir.
Que consecuencias tendría para el planeta tal circunstancia. ??????
Esto sería la gran debacle de los grandes capitales y las poderosas industrias multinacionales. Si alguien le interesa el crecimiento de la poblaciones mundial es a las grandes corporaciones que ven regocijadas que sus empresas crezca sin cesar y el crecimiento económico de las naciones va en sentido directo a sus veneficios, de manera que poco o nada les importa la finitud del planeta, pan para hoy hambre para mañana. No alcanzan a ver más alla de sus narices que vamos directos al colapso medioambiental sin conciencia del desastre que se avecina triste y doloroso.
Todas las economías del mundo se vanagloria de sus crecimientos económicos como sino supieran que una economía con crecimiento cero seria lo más sensato para el total de los habitantes del planeta.

martes, 19 de febrero de 2019



La compra de la República

(Capítulo de la novela Gog)

Giovanni Papini

En este mes he comprado una República. Capricho costoso que no tendrá continuaciones. Era un deseo que tenía desde hace mucho tiempo y del que he querido librarme. Me imaginaba que eso de ser el amo de un país daba más gusto.

La ocasión era buena y el negocio quedó concluido en pocos días. Al presidente le llegaba el agua hasta el cuello: su ministerio, compuesto por paniaguados1 suyos, estaba en peligro. Las arcas de la República estaban vacías; imponer nuevos impuestos hubiera sido la señal para el derrocamiento de todo el clan que asumía el poder, tal vez de una revolución. Ya había un general que armaba bandas de rebeldes y prometía cargos y empleos al primero que llegaba.

Un agente norteamericano que estaba allí me advirtió. El ministro de Hacienda corrió a Nueva York: en cuatro días nos pusimos de acuerdo. Anticipé algunos millones de dólares a la República y además asigné al presidente, a todos los ministros y a sus secretarios unos estipendios dobles que los que recibían del Estado. Me han dado en prenda -sin que lo sepa el pueblo- las aduanas y los monopolios. Además, el presidente y los ministros han firmado un convenio secreto que, prácticamente, me da el control sobre toda la vida de la República. Aunque yo parezca, cuando voy allí, un simple huésped de paso, soy, en realidad, el amo casi absoluto del país. En estos días he tenido que dar una nueva subvención, bastante fuerte, para la renovación del material del ejército y me he asegurado, a cambio de ello, nuevos privilegios.

El espectáculo, para mí, es bastante divertido. Las cámaras continúan legislando, en apariencia libremente; los ciudadanos siguen imaginándose que la República es autónoma e independiente y que de su voluntad depende el curso de los acontecimientos. No saben que todo lo que ellos creen poseer -vida, bienes, derechos civiles- penden, en última instancia, de un extranjero desconocido para ellos, es decir, de mí.

Mañana puedo ordenar la clausura del Parlamento, una reforma de la Constitución, el aumento de las tarifas de aduanas, la expulsión de los inmigrantes. Podría, si quisiese, revelar los acuerdos secretos de la camarilla ahora dominante y derribar con ello al Gobierno, desde el presidente hasta el último secretario. No me sería imposible empujar al país que tengo en mis manos a declarar la guerra a una de las repúblicas limítrofes.

Este poder oculto, pero ilimitado, me ha hecho pasar algunas horas agradables. Sufrir todas las molestias y servidumbre de la comedia política es una fatiga tremenda; pero ser el titiritero que, tras el telón, puede solazarse tirando de los hilos de los fantoches obedientes a sus movimientos es un oficio voluptuoso. Mi desprecio por los hombres encuentra aquí un sabroso alimento y miles de confirmaciones.

Yo no soy más que el rey de incógnito de una pequeña República en desorden, pero la facilidad con que he conseguido adueñármela y el evidente interés de todos los enterados en conservar el secreto, me hace pensar que otras naciones, y bastante más grandes e importantes que mi República, viven, sin darse cuenta, bajo una análoga dependencia de misteriosos soberanos extranjeros. Siendo necesario mucho más dinero para su adquisición, se tratará, en vez de un solo dueño, como en mi caso, de un trust, de un sindicato de negocios, de un grupo restringido de capitalistas o de banqueros.

Pero tengo fundadas sospechas de que otros países son efectivamente gobernados por pequeños comités de reyes invisibles, conocidos solamente por sus hombres de confianza, que continúan representando con naturalidad el papel de jefes legítimos.




miércoles, 21 de noviembre de 2018

Salto a tras


El mayor salto atrás de lahistoria desde que el meteorito se llevó por delante a los dinosaurios y lo puso todo perdido de ceniza y humo. Hemos retrocedido tanto y tan rápido que la vertiginosa sensación de movimiento confunde e induce a pensar que todo está cambiando, cuando en realidad las cosas solo vuelven a ser en esta parte del mundo como nunca habían dejado de ser en la mayor parte del planeta.
La economía vuelve a funcionar en base a relaciones de producción donde unos pocos acumulan los beneficios y a la gran mayoría, a la fuerza del trabajo, solo se le asegura el mínimo de subsistencia para que puedan seguir trabajando al día siguiente. En la política, hemos retornado a sistemas donde solo los propietarios deciden y caminamos hacia sistemas donde solo los propietarios tendrán derechos y solo a ellos corresponderá determinar si los no propietarios tienen derecho a algo. El Estado del Bienestar retrocede hacia aquella vieja concepción punitiva donde, además de acreditar ser víctima de la desgracia y necesitar ayuda, los individuos que la pretendan han de probar que se la merecen. En política internacional, primero regresamos a la Guerra Fría y ahora ya hemos entrado de lleno en la época colonial.
Las guerras de Irak o Afganistán, o Libia, operaron bajo la retórica de la "comunidad internacional". La teoría establecía que se trataba de intervenciones guiadas por la comunidad internacional para preservar bienes comunes como la paz, la democracia o los derechos humanos y para detener el exterminio de la población civil. Todos sabemos que la realidad era otra. Guerras por los recursos naturales, el control estratégico y el gran negocio militar. Películas de buenos y malos donde los buenos siempre éramos nosotros. Cambiábamos regímenes corruptos y fieles pero ineficientes, por otros más corruptos, mas fieles y más eficientes, al menos en teoría. No suponía un gran avance, pero al menos las intervenciones debían respetar unas reglas y un escrutinio mayor por parte de la opinión pública, pudieron pararse algunas matanzas y los gobiernos debían esforzarse para justificar sus acciones.
Con Siria volvimos al esquema de la Guerra Fría. Áreas de influencia donde ninguna potencia interviene en el territorio de otra y cada una ordena el suyo como le parece. El espacio está repartido y no se discute. Solo se abren corredores "humanitarios" para sacar los muertos, meter unas cajas de medicinas y limpiar algunas conciencias.
Con Ucrania hemos regresado al modelo puramente colonial. No falta ni un clásico como Crimea. Nos estamos repartiendo un país y las potencias despliegan y exhíben su fuerza para reclamar su parte. Ni comunidad internacional, ni democracia, ni libertad, ni derechos humanos, ni gaitas. Esto es mío y me lo quedo. Ninguna potencia necesita más justificación o retórica.
La misma Europa que se va construyendo como un búnker blindado contra toda la desgracia y la miseria que rodea sus fronteras, se indigna y escandaliza cuando mueren inmigrantes entre los alambres de sus vallas y playas, cuando los rusos se ponen a construir su propia fortaleza, o cuando los USA actúan como esa policía a quien nadie quiere pero todos llaman para arreglar sus problemas. Una década de horror y genocidio en los Balcanes no han servido ni para que aprendiéramos la lección. Solo para hacernos más cínicos.
Admitámoslo. Tienen razón Botín, Francisco Granados o Bárcenas. Ellos sí que saben. En este mundo globalizado, inestable y peligroso, solo hay una cosa que nunca cambia, siempre es segura y siempre hace falta para firmar tantos tratados de paz y guardar tanto dinero: Suiza.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Claroscuros



Algo nuevo se tiene que intentar, es cierto que con cautela y midiendo cada paso al milímetro. Seguramente algunas de estas medidas no verán la luz pero con un poco que se pueda ir cambiando ya avanzaremos mucho. Recuperar la democracia para los ciudadanos no va a ser tarea fácil, llevamos muchas décadas cediendo nuestra democracia a los bancos y a las grandes corporaciones que tienen intereses en todo el planeta. No lo van a poner fácil y ademas estamos dentro de un entramado en la UE que nos pueden arruinar en segundos y me refiero a Alemania. Inglaterra y algunos mas entre los que están los EEUU. Para bien o para mal somos Occidente y somos Economía de mercado con modelos que se van asemejando cada vez más a la súper economía capitalista y liberal del planeta. Otros cuatro años mas de estos tipos y será un recuerdo en las hemerotecas el estado del bienestar en este país.
En mi opinión el primer tema a abordar es la corrupción y poner los mecanismos necesarios para erradicarla o minimizarla lo más posible.
El segundo tema es la reorganización del estado buscando formulas que permitan no invertir tantos recursos públicos en sueldos a políticos sin un cometido eficiente y me estoy refiriendo al senado.
El tercer tema debe ser la reorganización de la función pública reforzando la lucha contra el fraude fiscal (de todo tipo) y la necesidad de contar con más inspectores de trabajo. Seguramente dentro de los funcionarios y con la formación necesaria se podrían reconvertir muchos puestos de funcionarios a otras labores que ahora hacen mucha falta.
Cuarto tema prohibir los desahucios y proteger a las personas de la pobreza energética y del hambre.
Solamente y en mi modesta opinión si estas propuestas  salieran adelante el país cambiaría considerablemente.
Luego quedarían muchos temas pendientes para abordar como la Educación y la investigación que se deberían blindar en la constitución.
En fin quizás a mi edad ya madurita tengo más miedo del que debiera a los cambios bruscos porque he vistos muchos a lo largo de mi vida y del mismo modo los he visto fracasar. Deseo que de verdad cale algo nuevo que sea fresco y decente que tengamos un país serio y solidario entre todos. Que todos arrimemos el hombro y que hagamos siempre autocrítica de nuestras acciones ya que nadie posee la verdad absoluta de nada y tampoco este mundo se divide entre buenos y malos, siempre están los matices y los claros-oscuros.

miércoles, 31 de octubre de 2018

El embrutecedor



 El embrutecedor



Hace dos o tres días consiguió llegar hasta mí -a pesar de que me hallaba enfermo de un ataque de ictericia- un voluminoso viejo que se llamaba, al parecer, Sarmihiel.

Me vi delante de una vasta cara de enormes quijadas de boyero, endulzada por unos grandes ojos casi blancos, de extático. Me tendió una sólida mano de Goliat y me anunció que tenía necesidad de mi apoyo para una empresa de la que dependía la felicidad futura de los hombres. Le contesté inmediatamente que no me importaban absolutamente nada los hombres ni su felicidad y que podía ahorrarse el tiempo y la charla. Pero Sarmihiel no se arredró.

-Cuando tenga una idea de mi sistema -manifestó- cambiará tal vez de opinión. El escuchar no le costará nada. Yo no pido limosna, sino comprensión.

Por curiosidad y tal vez por efecto de mi debilidad en aquel día, me dispuse a escucharle.



-Usted conoce seguramente -dijo el viejo-el famoso aforismo de Federico el Grande: L'homme est un animal dépravé. Profunda sentencia comprobable diariamente. Todas las amarguras, las maldades y las melancolías del hombre provienen de su depravación, es decir, de haber renegado su verdadero destino, de haber violentado su naturaleza originaria. El hombre es un animal, nada más que un animal, y ha querido convertirse, por una perversión única entre los brutos, en algo más que en un animal. Ha cometido una traición, la traición contra la animalidad, y ha sido castigado por esta prevaricación. No ha conseguido convertirse en ángel y ha perdido la beatitud inocente de la bestia. Por esto ha quedado suspendido en medio del aire, torturado, angustiado, enfermo, turbado y no satisfecho Su única salvación está en volver al origen, reintegrarse plenamente a su naturaleza auténtica, volver a ser animal. Todos los grandes pensadores, desde Luciano a Leopardi, han reconocido que las bestias son incomparablemente más felices y perfectas que el hombre, pero nadie había pensado, hasta ahora, en elegir un método racional y seguro para operar la reunión con nuestros hermanos. Debernos volver a entrar en el paraíso perdido y el Edén no era, recuérdelo, más que un inmenso jardín zoológico. El paraíso que hay que reconquistar es la fauna.

»A Homero se le había presentado ya esta visión. Circe, que transformaba en cerdos a los compañeros de Ulises, es la magna bienhechora de la que me vanaglorio, a una distancia de tantos siglos, de ser el primer discípulo. Pero Ulises, que representa la astucia, es decir, la inteligencia corruptora, y es el protegido de Minerva, celosa de la felicidad de los hombres, hizo tantas cosas que al fin los restituyó a la condición humana es decir, al castigo. De cómo fue castigado por este delito, sabido es que se puede leer claramente en la Odisea.

-He comprendido la tesis -interrumpí-, lo he comprendido a la perfección, precisamente porque no soy una bestia. Pero todavía no veo...

-Un poco de paciencia -contestó Sarmihiel-. Usted es el primero que me escucha más de dos minutos y permite a un anciano que se desfogue al menos una vez en su vida. Yo no soy profeta rechazado, como Zarathustra, pero mi ideal es lo contrario del suyo: él era precursor de la superación, yo del embrutecimiento. Pero los dos estamos de acuerdo en sostener que el estado actual del hombre -situación vil y triste entre el mono y el superhombre- es demasiado absurdo e insoportable; no nos queda más que retrocede


Giovanni Papini

La compra de la republica



La compra de la República

(Capítulo de la novela Gog)

Giovanni Papini

En este mes he comprado una República. Capricho costoso que no tendrá continuaciones. Era un deseo que tenía desde hace mucho tiempo y del que he querido librarme. Me imaginaba que eso de ser el amo de un país daba más gusto.

La ocasión era buena y el negocio quedó concluido en pocos días. Al presidente le llegaba el agua hasta el cuello: su ministerio, compuesto por paniaguados1 suyos, estaba en peligro. Las arcas de la República estaban vacías; imponer nuevos impuestos hubiera sido la señal para el derrocamiento de todo el clan que asumía el poder, tal vez de una revolución. Ya había un general que armaba bandas de rebeldes y prometía cargos y empleos al primero que llegaba.

Un agente norteamericano que estaba allí me advirtió. El ministro de Hacienda corrió a Nueva York: en cuatro días nos pusimos de acuerdo. Anticipé algunos millones de dólares a la República y además asigné al presidente, a todos los ministros y a sus secretarios unos estipendios dobles que los que recibían del Estado. Me han dado en prenda -sin que lo sepa el pueblo- las aduanas y los monopolios. Además, el presidente y los ministros han firmado un convenio secreto que, prácticamente, me da el control sobre toda la vida de la República. Aunque yo parezca, cuando voy allí, un simple huésped de paso, soy, en realidad, el amo casi absoluto del país. En estos días he tenido que dar una nueva subvención, bastante fuerte, para la renovación del material del ejército y me he asegurado, a cambio de ello, nuevos privilegios.

El espectáculo, para mí, es bastante divertido. Las cámaras continúan legislando, en apariencia libremente; los ciudadanos siguen imaginándose que la República es autónoma e independiente y que de su voluntad depende el curso de los acontecimientos. No saben que todo lo que ellos creen poseer -vida, bienes, derechos civiles- penden, en última instancia, de un extranjero desconocido para ellos, es decir, de mí.

Mañana puedo ordenar la clausura del Parlamento, una reforma de la Constitución, el aumento de las tarifas de aduanas, la expulsión de los inmigrantes. Podría, si quisiese, revelar los acuerdos secretos de la camarilla ahora dominante y derribar con ello al Gobierno, desde el presidente hasta el último secretario. No me sería imposible empujar al país que tengo en mis manos a declarar la guerra a una de las repúblicas limítrofes.

Este poder oculto, pero ilimitado, me ha hecho pasar algunas horas agradables. Sufrir todas las molestias y servidumbre de la comedia política es una fatiga tremenda; pero ser el titiritero que, tras el telón, puede solazarse tirando de los hilos de los fantoches obedientes a sus movimientos es un oficio voluptuoso. Mi desprecio por los hombres encuentra aquí un sabroso alimento y miles de confirmaciones.

Yo no soy más que el rey de incógnito de una pequeña República en desorden, pero la facilidad con que he conseguido adueñármela y el evidente interés de todos los enterados en conservar el secreto, me hace pensar que otras naciones, y bastante más grandes e importantes que mi República, viven, sin darse cuenta, bajo una análoga dependencia de misteriosos soberanos extranjeros. Siendo necesario mucho más dinero para su adquisición, se tratará, en vez de un solo dueño, como en mi caso, de un trust, de un sindicato de negocios, de un grupo restringido de capitalistas o de banqueros.

Pero tengo fundadas sospechas de que otros países son efectivamente gobernados por pequeños comités de reyes invisibles, conocidos solamente por sus hombres de confianza, que continúan representando con naturalidad el papel de jefes legítimos.

FIN


* El cuento “La compra de la República” es un capítulo de la novela Gog, de Giovanni Papini.
, me espanta. El hecho de que la mente humana no ha asociado todavía la manducación y la defecación, demuestra nuestra grosera insensibilidad. Sólo algunos monarcas de Oriente y los Papas de Roma han llegado a comprender la necesidad de no tener testigos en uno de los momentos más penosos de la servidumbre corporal, y comen solos, como deberíamos hacer todos.




Llegará un tiempo en que causará estupefacción nuestra costumbre de comer en compañía - ¡al aire libre y en presencia de extraños!-, como hoy sentimos disgusto al leer que Diógenes, el cínico, satisfacía en medio de la plaza sus más inmundos instintos. La necesidad de engullir fragmentos de plantas y de animales para no morir, es una de las peores humillaciones de nuestra vida, uno de los más torpes signos de nuestra subordinación a la tierra y la muerte. ¡Y en vez de satisfacerla en secreto, la consideramos como una fiesta, hacemos de ella una ceremonia visible, la ofrecemos como espectáculo cotidiano, con la indiferencia de los brutos!

En mi caso, en el Nuevo Partenón, he suprimido desde hace tiempo la costumbre cuaternaria de las comidas en común. En los corredores hay puertas cerradas con un cartelito encima donde aparecen las dos letras A. A. Todos los huéspedes saben que allí dentro, a cualquier hora, se halla comida y bebida. Son cuartitos pequeños, pero luminosos, con una sola mesa y una silla única. El que tiene hambre va allí dentro y se encierra. Cuando se ha saciado sale, sin ser visto, y vuelve a sus ocupaciones o a su vagar. Camareros encargados de aquel servicio visitan algunas veces al día aquellos gabinetes, hacen desaparecer los platos sucios y proveen de alimentos bien preparados que se mantienen calientes durante muchas horas. En la proximidad de cada cabina de alimentación hay un water-closet con los últimos perfeccionamientos higiénicos.

¿Dentro de cuántos siglos será adoptado mi sistema en todas las moradas de los hombres?

Tomado de Gog