sábado, 25 de enero de 2014

De Ranas y Otras

Su orgullo fue su ruina

Una rana se preguntaba cómo podía alejarse del clima frío del invierno. Unos gansos le sugirieron que emigrara con ellos. Pero el problema era que la rana no sabía volar. "Déjenmelo a mí –dijo la rana–, tengo un cerebro espléndido". Luego pidió a dos gansos que la ayudaran a recoger una caña fuerte, cada uno sosteniéndola por un extremo. La rana pensaba agarrarse a la caña por la boca. A su debido tiempo, los gansos y la rana comenzaron su travesía. Al poco rato pasaron por una pequeña ciudad, y los habitantes de allí salieron para ver el inusitado espectáculo. Alguien preguntó: "¿A quién se le ocurrió tan brillante idea?" Esto hizo que la rana se sintiera tan orgullosa y con tal sentido de importancia, que exclamó: "¡A mí!" Su orgullo fue su ruina, porque al momento en que abrió la boca, se soltó de la caña, cayó al vacío.









Rana de pozo

En un pozo profundo vivía una colonia de ranas. Llevaban su vida, tenían sus costumbres, encontraban su alimento y croaban a gusto haciendo resonar las paredes del pozo en toda su profundidad. Protegidas por su mismo aislamiento, vivían en paz, y sólo tenían que guardarse del pozal que, de vez en cuando, alguien echaba desde arriba para sacar agua del pozo. Daban la alarma en cuanto oían el ruido de la polea, se sumergían bajo el agua o se apretaban contra la pared, y allí esperaban, conteniendo la respiración, hasta que el pozal lleno de agua era izado otra vez y pasaba el peligro. Fue a una rana joven a quien se le ocurrió pensar que el pozal podía ser una oportunidad en vez de un peligro. Allá arriba se veía algo así como una claraboya abierta, que cambiaba de aspecto según fuera de día o de noche, y en la que aparecían sombras y luces y formas y colores que hacían presentir que allí había algo nuevo digno de conocerse. Y, sobre todo, estaba el rostro con trenzas de aquella figura bella y fugaz que aparecía por un momento sobre el brocal del pozo al arrojar el cubo y recobrarlo todos los días en su cita sagrada y temida. Había que conocer todo aquello. La rana joven habló, y todas las demás se le echaron encima: «Eso nunca se ha hecho. Sería la destrucción de nuestra raza. El cielo nos castigará. Te perderás para siempre. Nosotras hemos sido hechas para estar aquí, y aquí es donde nos va bien y podemos ser felices. Fuera del pozo no hay más que destrucción absoluta. Que nadie se atreva a violar las sabias leyes de nuestros antepasados. ¿Es que una rana jovenzuela de hoy puede saber más que ellos?». La rana jovenzuela esperó pacientemente la próxima bajada del pozal. Se colocó estratégicamente, dio un salto en el momento en que el pozal comenzaba a ser izado y subió en él ante el asombro y el horror de la comunidad batracia. El consejo de ancianos excomulgó a la rana prófuga y prohibió que se hablara de ella. Había que salvaguardar la seguridad del pozo. Pasaron los meses sin que nadie hablara de ella y nadie se olvidara de ella, cuando un buen día se oyó un croar familiar sobre el brocal del pozo, se agruparon abajo las curiosas y vieron recortada contra el cielo la silueta conocida de la rana aventurera. A su lado apareció la silueta de otra rana, y a su alrededor se agruparon siete pequeños renacuajos. Todas miraban sin atreverse a decir nada, cuando la rana habló: «Aquí arriba se está maravillosamente. Hay agua que se mueve, no como allá abajo, y unas fibras verdes y suaves que salen del suelo y entre las que da gusto moverse, y donde hay muchos bichos pequeños muy sabrosos y variados, y cada día se puede comer algo diferente. Y luego hay muchas ranas de muchos tipos distintos, y son muy buenas, y yo me he casado con ésta que está aquí a mi lado, y tenemos siete hijos y somos muy felices. Y aquí hay sitio para todas, porque esto es muy grande y nunca se acaba de ver lo que hay allá lejos.» De abajo, las fuerzas del orden advirtieron a la rana que, si bajaba, sería ejecutada por alta traición; y ella dijo que no pensaba bajar, y que les deseaba a todas que lo pasaran bien, y se marchó con su compañera y los siete renacuajos. Abajo en el pozo hubo mucho revuelo, y hubo algunas ranas que quisieron comentar la propuesta, pero las autoridades las acallaron enseguida, y la vida volvió a la normalidad de siempre en el fondo del pozo. Al día siguiente, por la mañana, la niña de las trenzas rubias se quedó asombrada cuando, al sacar el cubo con agua del pozo, vio que estaba lleno de ranas. En sánscrito hay una palabra compuesta para designar a una persona estrecha de miras que se conforma con oír lo que siempre ha oído y hacer lo que siempre ha hecho, lo que hace todo el mundo y lo que, según parece, han de hacer todos los que quieran seguir una vida tranquila y segura. La palabra es «rana-de-pozo», (kup-manduk), y ha pasado del sánscrito a las lenguas indias modernas, en las que se usa con el mismo sentido. A nadie le gusta que se la digan. Aun así, el mundo está lleno de pozos, y los pozos llenos de ranas. Y niñas con trenzas rubias siguen llevándose sustos de vez en cuando por la mañana.



Un cuentito ....

Una mujer jugaba al golf cuando de pronto se le fue la pelota al bosque.
Entró a buscar la pelota y vio una ranita atrapada en una red.
La ranita le dijo: “Si me liberas de esta red te voy a conceder 3 deseos”.
La mujer liberó a la ranita.
La ranita le dijo: “Gracias, olvidé decirte que hay una condición, lo que tu pidas, tu esposo también va a recibirlo pero 10 veces más que tú”.
La mujer le dijo: “Está bien.” Como primer deseo pido ser la mujer más bonita de la tierra.
La ranita le advirtió: “No olvides que a través de este deseo tu esposo también va a ser el hombre más guapo de toda la tierra y todas las mujeres van a estar tras él”.
La mujer le respondió: “No hay problema, pues como yo voy a ser la mujer más bonita, él sólo va a mirarme a mí”.
Y se cumplió. Ella se convirtió en la mujer más bonita de toda la tierra !!!!
El segundo deseo fue ser la mujer más rica del mundo.
La ranita le dijo: “Piensa que tu esposo también va a ser el hombre más rico, y será 10 veces más que tú”.
La mujer respondió: No importa, pues lo que es mío es de él y lo que es de él también es mío”.
Entonces se convirtió en la mujer más rica de toda la tierra.
Ahora le preguntó la ranita cuál es tu tercer deseo?
Ella respondió: “Quiero tener un LIGERO infarto cardíaco ”

¿La moraleja?
Si eres hombre: ¡CUÍDATE!.
Nunca le lleves la contraria a ninguna mujer, ¡especialmente si es la tuya!

* Y colorín colorado, la mujer ha enviudado *

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