viernes, 21 de marzo de 2014

LAS CULPAS DE OTROS




 En España tenemos un problema muy serio, pero no es de ahora, forma parte de nuestra idiosincrasia. Nuestros errores nunca son culpa de nuestros gobernantes ni tampoco nuestra por permitir que nuestros destinos estén regidos por auténticos ineptos. Es histórico y me encantaría que se parasen a pensar en las "cualidades" de reyes, validos, políticos, dictadores, etc., etc. etc. que nos han gobernado a lo largo de la historia de España. No necesitamos buscar culpables en Europa porque los peores enemigos de España han estado y están en nuestro propio país. Los que se erigen en patriotas, salvadores de la patria y llevan todo el día a España en la boca, resulta que a poco que rasques tienen sus cuentas en Suiza o en otros paraísos fiscales. Los llamados empresarios españoles resulta que son especuladores sin escrúpulos que a la primera de cambio dejan abandonados a los trabajadores a su suerte. Nadie se quejaba cuando las subvenciones y el dinero de los fondos europeos entraban a espuertas. Quienes han dilapidado ese dinero destinado a mejorar las condiciones de vida de los españoles no han sido ni los políticos alemanes, ni los miembros de la Comisión Europea, ni nadie que haya llegado de fuera. Los que han construido aeropuertos sin aviones, ciudades de la cultura, autopistas por las que pasa un coche de higos a brevas, quienes inflaron la burbuja inmobiliaria, etc. han sido nuestros políticos, los nuestros, las empresas constructoras y todo lo que gira alrededor de ellos, comportándose como auténticos delincuentes. Por poner un solo ejemplo diré que mientras en Alemania una política de derechas incrementaba los recursos para perseguir el fraude fiscal, en España, Montoro aprobaba una amnistía. 
Son numerosísimas las ocasiones en que las mentiras fabricadas por nuestros gobernantes quedan en evidencia, como por ejemplo la dotación de las becas Erasmus, falseada por el ministro de educación para justificar su recorte, que tuvieron que desdecir las autoridades europeas. Y numerosas son también las ocasiones en las que España quebranta la normativa europea. No creo que haga falta recordar la sentencia sobre las cláusulas abusivas en las hipotecas.
Siempre necesitamos buscar culpables ajenos porque es muy duro pensar que nuestros males y desgracias hunden sus raíces en lo más rancio, casposo, retrógrado y perverso de la política y sociedad españolas.



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