miércoles, 30 de abril de 2014

ESTANCAMIENTO DELIBERADO




OPINIÓN
Estancamiento diseñado deliberadamente
Poco después de que estallara la crisis financiera mundial en el año 2008, advertí que, a menos que se adopten políticas adecuadas, se podía asentar un malestar al estilo japonés —es decir, un crecimiento lento e ingresos casi estancados durante muchos años—. Si bien los líderes a ambos lados del Atlántico afirmaron que habían aprendido las lecciones de Japón, rápidamente procedieron a repetir algunos de los mismos errores. Ahora, incluso un exfuncionario clave de Estados Unidos, el economista Larry Summers, realiza advertencias sobre el estancamiento secular.
El punto básico que planteé hace media década fue que, en un sentido fundamental, la economía de Estados Unidos se encontraba enferma, incluso antes de la crisis: fue solo una burbuja de precios de los activos, creada a través de regulaciones laxas y tipos de interés bajos, la que hizo que la economía aparentara estar robusta. Debajo de la superficie, numerosos problemas supuraban: una creciente desigualdad; una insatisfecha necesidad de reforma estructural (la necesidad de un desplazamiento desde una economía que se basa en la manufactura hasta una que se base en los servicios y que se adapte a las cambiantes ventajas comparativas a nivel mundial); persistentes desequilibrios en el ámbito mundial, y un sistema financiero que está más en sintonía con la especulación que con la realización de inversiones que crearían puestos de trabajo, aumentarían la productividad y redistribuirían los superávits con el objetivo de maximizar la rentabilidad social.
La respuesta a la crisis de los formuladores de políticas no abordó estos problemas. Peor aún, agravó algunos de ellos y creó otros nuevos, y no solo en Estados Unidos. El resultado ha sido un aumento del endeudamiento en muchos países, debido a que el colapso del PIB socavó los ingresos de los Gobiernos. Además, la falta de inversión, tanto en el sector público como en el privado, ha creado una generación de jóvenes que han vivido durante años en un estado de inactividad y que se tornan cada vez más hostiles, en una etapa de sus vidas en la que ellos deberían estar perfeccionando sus destrezas y aumentando su productividad.
A ambos lados del Atlántico, es probable que este año el PIB crezca mucho más rápido en comparación con el crecimiento del año 2013. No obstante, antes de que los líderes que adoptaron las políticas de austeridad descorchen botellas de champán y brinden felicitándose a sí mismos, deberían examinar la posición en la que nos encontramos y deberían considerar el daño casi irreparable causado por dichas políticas.
Es probable que este año el PIB crezca mucho más rápido en comparación con 2013
Cada desaceleración en algún momento llega a su fin. La característica que distingue a una buena política es que ella logre que la desaceleración sea más corta y menos profunda de lo que hubiese sido si dicha política no se hubiese implementado. La característica que distingue a las políticas de austeridad que muchos Gobiernos adoptaron es que ellas hicieron que la desaceleración sea mucho más profunda y más larga de lo necesario, causando además consecuencias de larga duración.
El PIB real per capita (ajustado por la inflación) es más bajo en la mayoría de los países del Atlántico Norte en comparación a su nivel en el año 2007; en Grecia, el tamaño de la economía se ha reducido en aproximadamente un 23%. Alemania, el país europeo con mejor desempeño, ha registrado un mísero crecimiento anual promedio del 0,7% durante los últimos seis años. La economía de Estados Unidos continúa teniendo un tamaño de un 15% menor al que hubiese tenido si su crecimiento hubiese continuado, aun en caso de que dicho crecimiento se hubiese mantenido en la trayectoria moderada que registraba antes de la crisis.
Pero incluso estas cifras no relatan la historia completa sobre cuán mal están las cosas, debido a que el PIB no es una buena medida del éxito. Mucho más relevante es lo que está sucediendo con los ingresos de los hogares. La mediana del ingreso real en Estados Unidos se encuentra por debajo del nivel en el que se encontraba en el año 1989, es decir, hace un cuarto de siglo atrás; la mediana del ingreso para los trabajadores varones que trabajan a tiempo completo en la actualidad es más baja en comparación a la que se registró hace más de cuarenta años.
Algunos analistas, como por ejemplo el economista Robert Gordon, han sugerido que deberíamos adaptarnos a una nueva realidad en la que el crecimiento a largo plazo de la productividad estará muy por debajo del nivel en el que se ubicó durante el último siglo. Dado el pobrísimo historial que tienen los economistas —el mismo que se pudo comprobar durante el periodo previo a la crisis— en cuanto a la exactitud de sus predicciones, aun en el caso de predicciones para periodos de tres años, nadie debería tener mucha confianza en una bola de cristal que realiza predicciones para las futuras décadas. No obstante, una cosa parece estar clara: a menos que las políticas de los Gobiernos cambien, tenemos por delante un largo periodo de decepciones.
La crisis ha aumentado la desigualdad y eso debilita aún más la demanda
Los mercados no se autocorrigen. Los problemas fundamentales subyacentes que he descrito anteriormente podrían agravarse —y muchos de ellos se están agravando—. El aumento de la desigualdad debilita aún más la demanda; y, en la mayoría de los países, incluyéndose entre ellos Estados Unidos, la crisis solo ha agravado la desigualdad.
Los superávits de las balanzas comerciales de los países del norte de Europa han aumentado, incluso mientras el superávit de China se ha moderado. Lo más importante es que los mercados nunca han sido muy buenos en cuanto a lograr por su propia cuenta transformaciones estructurales de forma rápida; la transición de la agricultura a la manufactura, por ejemplo, no fue de ninguna forma suave y calmada; al contrario, estuvo acompañada por una importante desarticulación social y por la Gran Depresión.
Esta vez no ocurre algo distinto, pero en algunos aspectos la situación podría ser más grave: los sectores que deberían estar creciendo, reflejando las necesidades y deseos de los ciudadanos son los sectores de servicios, como por ejemplo los sectores de salud y educación, que tradicionalmente se financian con fondos públicos, porque existen buenas razones para que se financien de esa manera. Pero, en lugar de que los Gobiernos faciliten la transición, la austeridad la está inhibiendo.
Un malestar general es mejor que una recesión y una recesión es mejor que una depresión. Pero las dificultades que enfrentamos ahora no son el resultado de las leyes inexorables de la economía, a las cuales nosotros simplemente nos debemos adaptar, como lo haríamos en el caso de que ocurriese un desastre natural, como un terremoto o un tsunami. Las dificultades que enfrentamos no son ni siquiera una especie de penitencia que tenemos que pagar por los pecados cometidos en el pasado —aunque, sin duda, las políticas neoliberales que han prevalecido durante las últimas tres décadas tienen mucho que ver con los trances que actualmente enfrentamos—.
En cambio, nuestras dificultades actuales son el resultado de políticas erróneas. Existen alternativas. Pero no las vamos a encontrar en la complaciencia autosatisfecha de las élites, cuyos ingresos y carteras de acciones una vez más se disparan al alza. Aparentemente, solo algunas personas deberán ajustarse a un estándar de vida más bajo de forma permanente. Desafortunadamente, lo que ocurre es que dichas personas conforman la gran mayoría de la población.
Joseph E. Stiglitz

REFORMAS ESTRUCTURALES DE LA EUROZONA





Han pasado tres años desde el estallido de la crisis del euro y solamente un optimista empedernido diría que la peor parte ha terminado de manera definitiva. Algunos, al señalar que la recesión de doble caída de la eurozona terminó, llegan a la conclusión de que la austeridad como medicina ha funcionado. Pero trate de decirles esto a los de los países que aún se encuentran atravesando por una depresión, con un PIB per capita que continúa por debajo de los niveles previos al año 2008, tasas de desempleo por encima del 20% y un desempleo juvenil superior al 50%. Al ritmo actual de “recuperación” no se puede esperar ningún tipo de retorno a la normalidad hasta bien entrada la próxima década.
Un reciente estudio realizado por economistas de la Reserva Federal llegó a la conclusión de que el alto y prolongado desempleo en Estados Unidos tendrá serios efectos adversos en el crecimiento del PIB durante los próximos años. Si esto es cierto con relación a Estados Unidos, donde el desempleo se encuentra en un nivel que es 40% menor al de Europa, las perspectivas de crecimiento en Europa se muestran realmente sombrías.
Lo que se necesita, sobre todo, es una reforma fundamental en la estructura de la eurozona. A estas alturas ya se logró concebir una idea bastante clara de lo que se requiere para ello:
Una unión bancaria real, con una supervisión común, un seguro de depósitos común y un mecanismo de toma de decisiones común; sin todo esto, el dinero seguirá fluyendo desde los países más débiles hacia los más fuertes.
Algún tipo de mutualización de la deuda, como por ejemplo los eurobonos: al tener una ratio de deuda / PIB europeo menor al de EE UU, la eurozona podría prestarse a tasas de interés reales negativas, tal como lo hace EE UU. Las tasas de interés más bajas podrían liberar dinero para estimular la economía, rompiendo el círculo vicioso en el que se encuentran los países afectados por la crisis, mediante el cual la austeridad aumenta la carga de la deuda, haciendo que la deuda sea menos sostenible, ya que el PIB se contrae.
Políticas industriales que permitan que los países rezagados se pongan al mismo nivel que los otros; esto implica revisar las estructuras actuales, que prohíben tales políticas por considerarlas como intervenciones inaceptables en los mercados libres.
Lo que se necesita es una reforma fundamental de la estructura de la eurozona
Un banco central que se centre no solamente en la inflación, sino que también centre su atención en el crecimiento, el empleo y la estabilidad financiera.
Sustitución de las políticas de austeridad que van en contra del crecimiento con políticas que favorezcan el crecimiento y que se centren en llevar a cabo inversiones en personas, tecnología e infraestructura.
Gran parte del diseño del euro refleja las doctrinas económicas neoliberales que prevalecían en el momento en el que se concibió la moneda única. Se pensaba que era necesario mantener una baja inflación y que ello sería casi suficiente para lograr crecimiento y estabilidad; que hacer que los bancos centrales fueran independientes era la única manera de garantizar la confianza en el sistema monetario; que niveles de deuda y de déficits bajos garantizarían la convergencia económica entre los países miembros, y que un mercado único, con un flujo libre de personas y dinero, garantizaría la eficiencia y la estabilidad.
Cada una de estas doctrinas ha demostrado ser errónea. Los bancos centrales independientes, tanto en Europa como en Estados Unidos, se desempeñaron mucho más deficientemente en el periodo previo a la crisis que los bancos menos independientes que se encuentran en algunos mercados emergentes líderes; esto ocurrió debido a que estas instituciones, por concentrarse en la inflación, distrajeron su atención del problema de la fragilidad financiera, que de lejos revestía mucha mayor importancia.
Del mismo modo, España e Irlanda tenían superávits fiscales y bajas ratios de deuda / PIB antes de la crisis. La crisis fue la que causó los déficits y la deuda elevada, y no al revés, y las restricciones fiscales que Europa ha acordado ni van a facilitar una rápida recuperación de esta crisis, ni van a evitar la siguiente.
Por último, la libre circulación de personas, al igual que el libre flujo de dinero, parecía tener sentido; los factores de la producción se dirigirían hacia donde sus rendimientos fuesen más altos. Pero la migración desde los países afectados por la crisis, que en parte se produjo para evitar el repago de las deudas heredadas (algunas de los cuales fueron impuestas a estos países por el Banco Central Europeo, entidad que insistió en la socialización de las pérdidas privadas), ha ido socavando las economías más débiles. Dicha migración también puede derivar en una asignación incorrecta de la mano de obra.
Una devaluación interna —es decir, una rebaja de los salarios y de los precios internos— no es una medida sustitutiva de la flexibilidad del tipo de cambio. De hecho, existe una creciente preocupación con respecto a la deflación, la misma que aumenta el apalancamiento y la carga de los niveles de deuda, que de partida ya son demasiado altos. Si una devaluación interna fuese un buen sustituto, el patrón oro no habría sido un problema en la Gran Depresión, y Argentina habría podido manejar la paridad del peso frente al dólar cuando su crisis de la deuda estalló hace una década.
Ningún país ha restaurado la prosperidad a través de la austeridad. Históricamente, algunos países pequeños tuvieron la suerte de que las exportaciones llenaran la brecha en la demanda agregada a medida que el gasto público se contraía, permitiéndoles esto evitar los efectos depresivos de la austeridad. Pero las exportaciones europeas apenas han aumentado desde el año 2008 (a pesar de la disminución de los salarios en algunos países, en particular en Grecia e Italia). Con un crecimiento global tan moderado, las exportaciones no conducirán hacia la restauración de la prosperidad en Europa y Estados Unidos en el futuro cercano.
Alemania y algunos de los otros países del norte de Europa, haciendo gala de una falta indecorosa de solidaridad europea, han declarado que no se les debe pedir pagar la factura de sus derrochadores vecinos del sur europeo. Esto es erróneo por varias razones. Para empezar, las tasas de interés más bajas que se alcanzan como resultado de los eurobonos o de algún mecanismo similar harían que el peso de la deuda sea manejable. Se debe recordar que Estados Unidos emergió de la Segunda Guerra Mundial con una carga muy alta de deuda y, no obstante aquello, los años subsiguientes estuvieron marcados por el crecimiento más rápido que ese país tuvo a lo largo de toda su historia.
Si la eurozona adopta el programa que se esquematizó líneas arriba, no debería haber la necesidad de que Alemania pague ninguna factura. Sin embargo, bajo las políticas perversas que Europa ha adoptado se ha implementado una serie de reestructuraciones de deuda, una tras la otra. Si Alemania y otros países del norte de Europa continúan insistiendo en la consecución de sus políticas actuales, ellos, junto con sus vecinos del sur, van a terminar pagando un precio muy alto.
Se suponía que el euro iba a traer crecimiento, prosperidad y un sentido de unidad a Europa. En cambio, trajo estancamiento, inestabilidad y una tendencia hacia la división.
Esto no tiene por qué ser así. El euro puede salvarse, pero se necesitará más que refinados discursos afirmando que existe un compromiso con Europa. Si Alemania y otros países no están dispuestos a hacer lo que fuese necesario —es decir, si no existe la suficiente solidaridad para lograr que las políticas funcionen—, puede que se tenga que abandonar al euro en aras de salvar el proyecto europeo.
Joseph E. Stiglitz.

domingo, 27 de abril de 2014

¿ESPAÑA UNA DEMOCRACIA.?




Desde 1978, nos han dicho que vivimos en una feliz democracia, como un hermoso cuento para niños; sin embargo cuando uno se hace adulto comprende que la realidad vence a la ficción. A nadie con dos dedos de frente, se le escapa que cada día que pasa el pueblo pierde más poder, más derechos, más libertades. Hoy, la soberanía nacional la marcan los mercados financieros y las élites económicas, por no hablar de los corruptos que se sientan detrás de una mesa y dan órdenes. 


Diez razones por la que España no es una democracia.

1. La Jefatura de Estado la impuso la dictadura franquista
El franquismo fue un régimen a todas luces ilegal, porque surgió de un golpe de Estado contra la República Legalmente constituida en democracia. El príncipe Juan Carlos, tras jurar lealtad al genocida Franco y a las leyes franquistas, sería designado por el dictador como su sucesor.

viernes, 25 de abril de 2014

LA DERIBA BANCARIA Y LA CRISIS

El sector bancario español lleva ya cinco años presentando importantes problemas que son constantemente abordados por los gobernantes nacionales y comunitarios mediante todo tipo de reformas y prácticas que, en última instancia, persiguen el saneamiento de unas entidades de crédito muy perjudicadas. A lo largo de las siguientes líneas tratamos de analizar el proceso de reestructuración bancaria dirigido por las autoridades desde el estallido de la crisis económica, abordando las ayudas públicas que ha recibido el sector, así como las diferentes medidas adoptadas encaminadas a apuntalarlo y fortalecerlo. Por último, ofrecemos nuestras conclusiones sobre la situación actual de la banca española y las dificultades a las que se enfrentará en el futuro.Los inicios de la crisis bancaria en EspañaTranscurridos ya más de cinco años de la quiebra del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers, en septiembre de 2008, muchas cosas han sucedido en la economía española, especialmente a partir de 2011. Lo que asomó en el verano de 2007 como una lejana turbulencia financiera en Estados Unidos asociada a las hipotecas subestándar o subprime, ha devenido en el mayor rescate público de la banca privada por parte del Estado español.Y aunque ahora pueda sorprender, en un inicio pareciera tener cierto sentido pensar que las entidades españolas estarían a salvo de la crisis bancaria en Estados Unidos. Tres eran los motivos fundamentales. Por una parte, como herencia de la grave crisis durante los años setenta del pasado siglo, el Banco de España obligaba a las entidades a realizar una serie de provisiones genéricas o dinámicas. Es decir, bancos y cajas de ahorro debían apartar una cantidad de recursos en una reserva obligatoria, al margen de las provisiones que pudieran exigirse por operaciones concretas en función del riesgo. Segundo, la tasa de morosidad hipotecaria mostraba unos niveles muy bajos (en torno al 0,5% sobre el total de préstamos). El problema de grandes impagos hipotecarios parecía así poco probable: las familias españolas hacen lo imposible antes de perder su casa y el mercado hipotecario local resulta especialmente favorable para el acreedor. Y, en tercer lugar, el Banco de España había logrado evitar que los bancos bajo su supervisión participaran en aquellos mercados de derivados financieros en Estados Unidos, por lo que evitaron quedar expuestos a tales activos “tóxicos”. Sin duda, su prestigio internacional como supervisor se veía más reforzado si cabe. No tardaría en perderlo completamente.Esa aparente mejor situación de la banca española al inicio de la llamada “Gran Recesión” explicaba que en esos primeros años de crisis, las ayudas públicas a la banca local fueran escasas, en contraste con los fuertes rescates en Alemania, Países Bajos o Reino Unido entre otros Estados europeos. Sin embargo, aquel diagnóstico tan favorable obviaba –o minusvaloraba cuando menos– dos grandes riesgos latentes relacionados entre sí. El primero era la excesiva concentración del negocio bancario en la construcción. Según datos del Banco de España, como promedio, los bancos concentraban en 2007 un 56% de sus préstamos en actividades vinculadas al sector inmobiliario: adquisición y rehabilitación de vivienda; construcción y promotor. En el caso de las cajas, la concentración total promedio del crédito en esas actividades resultaba aún mayor: un 73%, aunque también con importantes diferencias entre unas entidades y otras[i].El segundo elemento de riesgo, derivado del anterior lo constituye la elevada dependencia de las entidades españolas a la financiación exterior. El modelo de crecimiento español desde mediados de los años noventa se caracterizó por un creciente proceso de endeudamiento privado, sobre todo corporaciones no financieras. Y dicho endeudamiento tenía como intermediarios a bancos y cajas. Es decir, la economía española se hacía cada vez más dependiente del ahorro exterior y éste era canalizado básicamente por el sector bancario. En tan sólo cinco años, desde 2002 a 2007, la deuda externa de la economía española aumentó en un 132%, llegando a superar el 150% sobre el PIB. Esta dependencia de la financiación exterior será muy relevante para entender el interminable proceso de saneamiento bancario por parte del Estado español.La ya referida caída de Lehman Brothers supuso el principio del fin, pues con su derrumbe se secaron los canales internacionales de crédito. Nadie se atrevía a prestar a nadie. Y en ese contexto las entidades españolas se enfrentaban a una situación más que delicada.El gobierno socialista de entonces trató de calmar a los inversores subrayando las fortalezas de la economía española, así como de su marco institucional. Pero había una enorme burbuja inmobiliaria aún sin explosionar.El largo periplo para abordar el problemaIncluso tras el colapso de Lehman, el diagnóstico oficial era de un “aterrizaje suave” que corrigiera sin mayores traumas los posibles sobreprecios de bienes raíces. Pero se trataba de una colosal burbuja inmobiliaria. Según datos de la European Mortgage Federation, ya en 2003 se construían en España más casas que en Francia y Alemania juntas (622.185 viviendas frente a 322.600 de Francia y 263.317 de Alemania). El sector de la construcción representaba en 2007 un 17% del PIB y el crédito crecía a tasas interanuales del 20%, en buena medida por empréstitos vinculados al ladrillo. Todo ello, insistimos, con una elevada dependencia de la financiación exterior.Tal vez precisamente por ello, se optó por limitarse a reforzar la confianza de los inversores internacionales. Así, las únicas medidas que se adoptaron a partir de 2008 fueron las de trasladar al ámbito estatal los acuerdos alcanzados a escala europea al respecto de la crisis financiera. Se aprobaron entonces los Reales Decretos 6/2008 y 7/2008 del 10 y 13 de octubre respectivamente. El primero creaba el Fondo de Adquisición de Activos Financieros, FAAF. Con una dotación de 30.000 mil millones de euros ampliables a 50.000 su objetivo era garantizar liquidez a bancos y cajas. Solo podía adquirir activos de máxima calidad (cualificación mínima AA) que luego se revendían, por lo que funcionaban en realidad como un préstamo público garantizado. Al ser de máxima calidad no servían para sanear los balances. El segundo Real Decreto citado tenía el pomposo nombre de “Medidas Urgentes en Materia Económico Financiera en relación con el Plan de Acción concertada de los Países de la Zona Euro”. Se trataba de un programa de avales del Estado por valor de hasta 100.000 millones de euros (en torno a un 10% del PIB) a la emisión de pagarés, bonos y obligaciones que hicieran las entidades financieras. Esto quiere decir que ante posibles problemas de impago por parte del banco emisor, el Estado español se haría cargo de devolver el dinero comprometido a los inversionistas. Como en el resto de garantías públicas, no se trata de un gasto efectivo, pero sí de socializar un riesgo privado. El gran problema a nuestro juicio de esta medida no era tanto el propio aval, sino sobre todo que este se concediera sin auditar previamente las cuentas de esas entidades para garantizar la seguridad de la operación. Parece razonable suponer que eso se desechó para evitar mostrar dudas sobre la salud de un sector cuya fortaleza era predicada por el mundo. Eso, más la bomba de relojería que suponían algunas cajas de ahorro, tema evitado por los principales partidos políticos, y por el gobernador del Banco de España.Sin contar los referidos avales, las ayudas públicas efectuadas por el Estado español durante 2008 representaban sólo un 0,48% del PIB aquel año, lo que reforzaba el mantra oficial. Sin embargo, ya en ese mismo año 2008 el sector inmobiliario comenzaba a mostrar signos preocupantes. De hecho, en el mes de julio se produjo la suspensión de pagos más grande de la historia de España, con la entrada en concurso de acreedores del gigante inmobiliario Martinsa-Fadesa.Por su parte, en el ámbito bancario, el primer síntoma evidente lo supuso la intervención por el Banco de España de Caja Castilla La-Mancha (CCM), el 28 de marzo de 2009. Se permitió que el ente supervisor inyectara liquidez para mantener las obligaciones de la caja de ahorros con depositantes y acreedores, con lo que se estrenaba la Ayuda a la Liquidez de Emergencia (ELA), como procedimiento extraordinario que aún se mantiene[ii]. En total, según datos de la Asociación Española de Banca, la patronal del sector, se inyectó un total de 3.642 millones de euros. Además, para su posterior venta a Cajastur se ofrecieron garantías[iii] de hasta 2.500 millones de euros. El importe de la pérdida esperada menos la ya materializada es de 526 millones de euros. Las ayudas directas aquel año, sumando recapitalizaciones, garantías y otras formas de liquidez sumaron, según datos de la Comisión Nacional de la Competencia, un total de 56.743,55 millones de euros: un 5,4% del PIB. Y lo peor estaba aún por llegar.La reacción oficial fue interpretar el caso de CCM como una prueba de fortaleza: el sector está sano, pero si aparece alguna manzana podrida la autoridad reguladora no dudará en retirarla del cesto. Así, las únicas medidas que se adoptaron fue reforzar el Fondo de Garantía de Depósitos hasta alcanzar casi los 7.000 millones de euros. Una cifra que resultó del todo insuficiente, si bien en su momento sirvió para presentarlo como el Fondo más capitalizado de la Unión Europea[iv]. En todo caso, y a fin de salvar las posibles insuficiencias de los Fondos de Garantía de Depósitos se creó el Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria, FROB (Real Decreto 9/2009 del 26 de junio), con una dotación inicial de 9.000 millones de euros (de ellos 6.750 millones procedentes de los Presupuestos Generales del Estado), a los que se sumó una primera emisión de títulos para financiarse, avalados por el Estado, de 3.000 millones de euros. Su potencial de financiación estaba fijado hasta en diez veces su valor, esto es, 99.000 millones de euros. Es importante tener este dato en cuenta porque, de haber reconocido a tiempo el problema, tanto el gobierno del PSOE como después el del Partido Popular se habría evitado el rescate financiero de la “troika”.A finales de mayo de 2010 el Banco de España interviene Cajasur. Tras registrar en 2009 unas pérdidas de 596 millones de euros, el regulador trató de que la entidad se fusionara con otra para sanear sus cuentas, siendo la principal candidata la también andaluza Unicaja. Sin embargo, la caja de ahorros controlada mayoritariamente por la Iglesia católica prefirió ser intervenida antes que verse absorbida y controlada por la otra entidad, a su entender próxima al gobierno (socialista) de Andalucía. El FROB inyectó 800 millones de euros para cumplir los requisitos mínimos de capital regulatorio y se le concedió una línea de liquidez de 1.500 millones de euros hasta que terminase su reestructuración[v]. Posteriormente fue vendida en licitación a la entidad vasca Bilbao Bizkaia Kutxa Bank.La idea de fomentar fusiones como medida de saneamiento en las cajas era uno de los objetivos centrales del FROB. La lógica era la siguiente. Al unirse en entidades más grandes se aumentarían los recursos disponibles y las posibles necesidades de capital de las más débiles quedarían así cubiertas, todo ello minimizaría además el recurso a fondos públicos. El problema era, por una parte, que las cajas realmente fuertes eran pocas; y, por otro lado, se acometía una fusión sin antes verificar la salud de sus balances contables, ni las entidades realizaron unos due diligence adecuados (investigaciones previas a la firma de un contrato). El resultado de aquella estrategia quedó bien resumido con el desastre posterior de BFA-Bankia.El modelo elegido para tales fusiones consistía en crear una sociedad anónima a la cual las cajas que fueran a unirse entraban a participar. Se cedía a estas sociedades de gestión sus respectivas cuentas que, al reunirse en otra entidad común quedaban mutualizadas. Quiere esto decir que los posibles problemas en el balance de una serían compensados con los recursos de otras. Cuando esa mutualización resultara insuficiente se acudiría al FROB, quien aportaría recursos mediante la suscripción de acciones preferentes. Esto suponía un título de carácter perpetuo y a unos tipos de interés muy elevados para las cajas. Tales preferentes podían ser convertidas en acciones ordinarias a petición del FROB. Este sistema de “saneamiento” de cajas se denominó Sistema Institucional de Protección, aunque también se le conoce como “fusiones frías”.Para solventar los conflictos legales entre la naturaleza jurídica de las cajas y estas fusiones se reformó la ley de cajas (LORCA), pero de hecho abría la posibilidad para su transformación en bancos, vieja aspiración del resto de entidades. Tal deseo por parte de los bancos se debía, entre otros, a dos factores. Primero, por su condición las cajas no eran susceptibles de ser compradas o participadas por un banco. Y dos, aunque privadas (que no públicas) eran entidades sin ánimo de lucro, con mucho arraigo entre la población y una labor social. Por tanto, contaban con una buena imagen y elevada fidelidad de su clientela, prácticamente sin competencia con los bancos. Ahora se les permitía participar como tales cajas centrando su actividad en otra sociedad con otra naturaleza distinta a ellas.Con el objetivo de reforzar la credibilidad en la salud financiera de las cajas fusionadas se exigió por ley[vi] un nivel de capital regulatorio mínimo del 10% que podría ser del 9% si lograban financiarse mediante la emisión de acciones. En caso de no poder cumplir por sí mismas los requisitos mínimos de capital regulatorio, la diferencia hasta alcanzar la cantidad exigida sería cubierta por el FROB. La cantidad necesaria se estimó en 15.000 millones de euros y por primera vez se reconocía la posibilidad de necesidades de capital en el sector.Cabe añadir que, en cierta medida, el primer rescate para recapitalizar entidades vino antes mediante la escandalosa venta en masa de preferentes y otros activos híbridos a ahorradores minoristas. Estas ventas se intensificaron sobre todo desde que, en 2008, el Banco de España decidió que estos podían computarse como parte del capital regulatorio. Se iniciaba entonces, con la complacencia de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la venta desbocada a pequeños ahorristas, en muchos de los casos gente mayor, sin conocimientos financieros como para entender las implicaciones de su adquisición y que confiaban allí su dinero de toda una vida. Se puede decir, por tanto que, en cierta medida el primer rescate a la banca vino con la estafa a miles de personas, pequeños ahorradores[vii].El proceso de fusiones y adquisiciones desde 2009 cambió el mapa bancario español y sobre todo el de sus cajas, ahora transformadas en bancos[viii]. Pero tales fusiones no han evitado una continua sangría de dinero público para rescatarlas. Mientras, aquella dilapidación de recursos del Estado se hacía sin entrar a conocer la situación real de aquellas entidades y manteniendo intacto el capital de los propietarios del capital.Según cifras de la Comisión Nacional de la Competencia en sus respectivos informes anuales, en 2010 se habían destinado 87.145,47 millones de euros en ayudas públicas al sector financiero, un 94,2% del total de ayudas públicas aquel año. De ellos, 9.497 millones habían sido para recapitalizaciones directas, 55.825 millones se dedicaron a garantías, 2.862 millones al rescate de activos deteriorados y 18.961 millones a aportaciones de liquidez.En 2011 la cifra fue algo menor, 84.195,18 millones de euros como resultado de sumar recapitalizaciones (8.510 millones), garantías (62.197 millones) y aportaciones de liquidez (13.488 millones).Ese año el FROB nacionalizó la Caja de Ahorros del Mediterráneo, CAM, ante su pésima situación con una inyección de capital de 2.800 millones de inyección de capital y facilidades crediticias por valor de 3.000 millones de euros. Fue comprada por Banco Sabadell por un euro.En septiembre de ese mismo año, las fuertes pérdidas, así como la imposibilidad de alcanzar los criterios de capital exigidos por aquella reforma financiera, llevó al FROB a nacionalizar UNNIM[ix], Catalunya Caixa y Novacaixagalicia Bank. La primera, UNNIM, recibió una inyección de capital de 568 millones de euros, aparte de la conversión en acciones ordinarias de 380 millones de euros que tenía el FROB en preferentes. Total: 948 millones para ser posteriormente vendida al BBVA por un euro.En el caso de Caixanovagalicia Bank el FROB aportó una inyección total de 2.465 millones de euros. Lo mismo sucedió con Catalunya Caixa, con una recapitalización que supuso 1.718 millones de euros de las arcas públicas. En estos dos casos el futuro de ambas entidades es aún incierto a la espera de comprador.En noviembre de 2011 el FROB rescata al Banco de Valencia, con una inyección de capital de hasta mil millones de euros más otra línea de liquidez de emergencia de hasta dos mil millones de euros. Total: 3.000 millones de euros, adjudicado a Caixabank por un euro en 2013.Tres entidades salieron a bolsa aquel año: Bankia, Banca Cívica[x] y Caixabank. La más tranquila parecía ser la catalana Caixabank, mientras que todas las miradas estaban puestas en la salida de Bankia. Banca Cívica terminó integrada en 2012 en Caixabank.En el proceso de fusiones frías habían destacado dos grandes, Caja Madrid y la valenciana Bancaja, a las que se le sumaron otras de menor tamaño (Caja Insular de Canarias, Caixa Laietana, Caja Ávila y Caja Segovia). Si aquel esquema de saneamiento planteaba algunas dudas, esta fusión las tenía todas. Fusionar dos grandes entidades con dificultades solo prometía agrandar el problema, al que se le denominó Banco Financiero de Ahorros, BFA. De nuevo, tal unión se permitió, e incluso se alentó por parte de las autoridades. BFA pasaba a ser la cuarta entidad más grande por volumen de activo, que representaba en torno a un tercio del PIB español, un tamaño digno de riesgo sistémico. Las dificultades para cumplir los requisitos de capital, con la consiguiente amenaza de que entrara el FROB, sin duda animó a la entidad presidida por Rodrigo Rato a tratar de financiarse saliendo a bolsa. Para ganar la confianza de los inversores BFA se había conformado como una especie de “banco malo”, donde se concentraban los activos más problemáticos, mientras que Bankia era otra sociedad del grupo en la que aparentemente estaban los activos de más calidad. Esta última, la parte “sana”, sería la que saldría finalmente a bolsa. Sin embargo, la cuestión las dos entidades formaban en definitiva parte de una misma unidad.La jugada era ciertamente arriesgada, pues BFA concentraba buena parte de las sospechas de insolvencia por parte de los inversores internacionales, dada su elevada exposición (tanto por Bankia como, sobre todo, por Bancaja) al sector inmobiliario. La salida a los mercados se hacía además sin antes realizar una profunda evaluación interna con los saneamientos previos que fuesen necesarios, a la búsqueda de accionistas. Eso sí, aparte del visto bueno de gobierno y Banco de España, contaba con el informe favorable de la auditora Deloitte y la participación de dos grandes bancos de inversión, JP Morgan y Lazard. El apoyo público para lograr una salida exitosa fue evidente, pero no evitó que el tramo mayorista de la emisión (el reservado a grandes inversores) resultara un fracaso. Así, la venta se cubrió solo gracias al tramo minorista, es decir, pequeños inversores confiados. La emisión inicial se hizo a 3,75 euros por acción, pero tras el posterior rescate de BFA en 2012 se fijó su nuevo valor por un céntimo. Aquella desastrosa decisión de salir a bolsa está hoy en día en los juzgados por presunto fraude.Aparte de las ayudas estatales, la otra vía de rescate público para el sector financiero provino del Banco Central Europeo (BCE) mediante un programa para inyectar masivamente liquidez al sistema financiero, dado el nulo acceso a los mercados por parte de los bancos en la periferia de la eurozona. Hasta la fecha han sido dos, en diciembre de 2011 y febrero de 2012. El presidente del BCE, Mario Draghi, ha anunciado recientemente una posible tercera. Esta inyección de liquidez, llamada LTRO (siglas de Long Term Refinancing Operation) consiste en una línea de préstamos a tres años para los bancos. En circunstancias normales el BCE, como el resto de bancos centrales, realizan las llamadas operaciones permanentes de crédito, donde se subastan préstamos a partir de un tipo de interés mínimo de puja. La diferencia ahora es que la LTRO lo hace sin fijar un límite a la cantidad ofertada y amplía el plazo a los citados tres años. Además, amplía el listado de colaterales (avales) admitidos para la concesión de estos créditos. Es decir, se relajaron mucho las condiciones para que cualquier entidad pudiese adquirir financiación. Los bancos españoles concentraron un tercio de estos créditos del BCE. Un acumulado de más de 300.000 millones de euros a finales de 2012.La situación de crisis agravada por las políticas de austeridad tanto en la economía española como a escala europea empeoraban las circunstancias. La financiación privilegiada del BCE permitía operaciones de carry trade, consistentes en pedir prestado al BCE con sus bajos tipos de interés para comprar deuda pública soberana con rentabilidades más elevadas. A corto plazo es todo un negocio para las entidades pero no es sostenible en el tiempo como veremos. La mala situación económica y los problemas de solvencia de la banca llevan a una “trampa de la liquidez” por la que la ingente financiación aportada por el BCE no se filtra a la economía real, sino que se queda en el propio circuito financiero, bien en los depósitos que los bancos tienen en el banco central, bien en las citadas operaciones de compra de bonos soberanos. Estas operaciones les permiten atender sus obligaciones de pago más inminentes con sus acreedores, pero traen aparejados nuevos problemas. Al no cumplir con su principal vía de negocio, como es la concesión de préstamos, la economía no se recupera, acuciada a su vez por el sobreendeudamiento de hogares y corporaciones no financieras. La consiguiente caída de la demanda deteriora la situación económica, agravada a su vez por las políticas contractivas de gasto público en un momento donde sólo el Estado puede impulsar la inversión productiva y combatir el desempleo. Ese deterioro supone un agravamiento en la percepción de los inversores sobre el país y con ello aumenta la prima de riesgo. El valor de los bonos de deuda soberanos baja ante la mayor probabilidad de impagos, lo que deteriora el balance de los bancos, cargado de esos títulos de deuda pública. El propio deterioro de los bancos agrava la percepción de riesgo–país, por lo que sube de nuevo la prima de riesgo ante la amenaza de una quiebra bancaria y un posible rescate muy costoso, lo que alimentará el déficit público y la deuda. En consecuencia, aunque a corto plazo suponen un balón de oxígeno para las entidades, pasado un tiempo lo que consiguen es estrechar los vínculos entre la crisis bancaria y la de deuda soberana, para que ambas se alimenten entre sí.Esta vinculación entre deuda soberana y crisis bancaria quedó evidenciada en 2012 con la culminación del desastroso proceso de BFA-Bankia. Ese año, ya con el nuevo ejecutivo conservador del Partido Popular en el gobierno, se profundiza en la primera reforma financiera del PSOE incidiendo más si cabe en la recapitalización de entidades. En febrero, el ministro de economía, Luis de Guindos, presenta su primera reforma financiera (Real Decreto 2/2012, del 4 de febrero). En su declaración de intenciones pretendía que se sanearan por fin los balances de los bancos, aumentando las exigencias de provisiones por exposición al sector inmobiliario. Esta vez las necesidades de recursos para la banca entre provisiones y dotación de capital ascendían hasta casi los sesenta mil millones, frente a los 15.000 estimados en la anterior reforma del PSOE. Aunque más exigente en el esfuerzo a la banca, la lógica subyacente en el plan de Guindos era la misma que el anterior. Reducir al máximo el riesgo de impagos mediante un reforzamiento de las provisiones y evitar el uso de dinero público. En este caso, se reforzaban incluso aquellas vinculadas a activos considerados sanos lo que teóricamente daría mayores garantías. Pero en la práctica esto supone aumentar unas mayores dotaciones con recursos cada vez más escasos, con lo que se agravan los malos resultados de las entidades. Además, al no entrar a verificar lo que realmente es sano entidad por entidad resulta complicado saber si lo que se refuerzan son activos sanos o se permite que salgan a la superficie préstamos de dudoso cobro hasta ahora ocultos. Por último, tanto esta reforma como la que vendría escaso tiempo después se centraban en el sector inmobiliario. Sin duda es en buena medida el origen de la actual crisis bancaria española, pero éste supone en torno a un 20% del negocio para la banca. ¿Qué sucede con el 80% restante?Con todos los problemas expuestos y que conllevaron de hecho la reforma financiera Guindos apenas unos meses más tarde (Real Decreto 18/2011 del 11 de mayo)[xi], la cuestión está en que de nuevo se eludía la cuestión de fondo, aunque ahora se nombrara: la situación real de los balances bancarios y el riesgo de insolvencia y no sólo de liquidez. Ahora sí se mencionaba el problema pero no se evaluaba. Con ello se evitaba aparentemente el coste político de utilizar dinero público para salvar bancos. Intento fallido como sabemos. Y, en segundo lugar, las ayudas se hacen inevitables pero sin tocar a los órganos directivos de las entidades en riesgo de quiebra, y sin que los bonistas y otros propietarios del capital asuman ninguna carga en la recapitalización.La situación cambiaría a partir del rescate a BFA, la matriz de Bankia. En su primera reforma, de Guindos había aumentado la dotación del FROB hasta los 15.000 millones y podía financiarse en los mercados hasta los 115 mil millones de euros. Pero, inexplicablemente no se hizo uso de ese recurso.Los mayores requisitos con la reforma financiera pusieron en serios aprietos a esta entidad, además de la falta de apoyos del gobierno para sacar adelante el plan de recapitalización planteado por Rodrigo Rato. Todo ello unido sus problemas para aprobar las cuentas del grupo financiero, con un beneficio declarado de 309 millones de euros para 2011. Sin embargo, la publicación de un oportuno adelanto sobre un posterior informe del FMI mencionaba, sin citarla expresamente, los problemas de Bankia. Rato dimite y ocupa su cargo Ignacio Goirigoizarri. A su llegada se revisan las cuentas y aquel beneficio de 309 millones se transforma en una pérdida de 2.979 millones de euros. Se pide al FROB que convierta en acciones los 4.465 millones de preferentes que mantenía de la entidad y se calculan unas necesidades de capital por valor de 19.000 millones de euros, frente al plan inicial de Rato, que lo fijaba en siete mil millones. La cuestión entonces es cómo puede afrontar el Estado español semejante dispendio. Si el FROB aportaba el dinero, en el mejor de los casos se quedaba sin recursos para afrontar posibles nuevos problemas. Y como no se había querido ver el problema o quizás con el cortoplacismo de no alarmar a los mercados, se desaprovechó la oportunidad en su momento de recurrir a la financiación a bajo coste que ofrecía el BCE.El Estado no puede entonces arriesgarse a comprometer tantos recursos en ese rescate y el acceso a financiación en los mercados financieros resulta demasiado caro debido a la elevada prima de riesgo en ese momento. Unas tensiones agravadas precisamente por la incertidumbre al respecto de BFA-Bankia. Así las cosas el gobierno opta finalmente por ceder a las presiones y solicitar un rescate financiero a la “troika”. Se ponía a disposición del sistema financiero español, canalizado a través del FROB una línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros. El Estado español tenía que asumir unas condiciones, fijadas en el Memorándum de Entendimiento (MOU por su acrónimo en inglés)[xii] y actuar como avalista de ese préstamo a la banca, por lo que la cantidad finalmente utilizada se sumaría a la deuda pública. El plazo de esta línea de crédito terminaría en enero de 2014, salvo que se prorrogara (lo que finalmente no se ha hecho).Entre las imposiciones del Memorándum se imponía la creación de un “banco malo”, al estilo del NAMA en Irlanda, con mayoría de capital privado. Además, se establecía una auditoría al sistema bancario y la elaboración de unas pruebas de estrés por parte de una entidad ajena al Banco de España. Estas pruebas consisten en elaborar simulaciones bajo diferentes escenarios adversos para estimar la situación que presentarían los balances de las entidades y ver así su nivel de necesidades adicionales de capital. El puenteo al Banco de España, o más bien a la jefatura del Banco de España evidenciaba el descrédito que la institución había alcanzado con sus dos últimos gobernadores, Caruana por el PP y luego Fernández Ordóñez por el PSOE.El llamado “banco malo” se ha constituido mediante la creación de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB). Su misión consiste en adquirir a los bancos aquellos activos y carteras crediticias considerados como problemáticos por el FROB, por lo que obliga su venta a esta entidad gestora[xiii]. La falta de inversores institucionales ha hecho que entren los propios bancos (salvo el BBVA) en la parte del 51% para accionistas privados, por lo que el banco malo no termina de desgajarse del resto.Al final de 2012 las ayudas directas a la banca habían supuesto sólo en inyecciones directas 39.139 millones de euros, según cifras de Eurostat. Ello elevaría el déficit público de aquel año un 3,8% del PIB, para alcanzar un 10,65% del PIB.A esto habría que sumarle 41.231 millones en avales concedidos para el programa de 2012 a la docena de entidades que se beneficiaron. En consecuencia, sin contar ayudas públicas de liquidez, el saldo total de 2012 entre recapitalizaciones y avales resulta de 80.370 millones de euros.Por su parte, la suma de recapitalizaciones directas desde el FROB 1, FROB 2, las procedentes de la UE a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y aportaciones al Fondo de Garantía de Depósitos sumaban hasta 2012 66.911 millones de euros, un 6,4% del PIB de ese año según datos de la Asociación Española de Banca.La última ayuda pública aprobada por el gobierno hasta la fecha viene recogida en el Real Decreto 14/2013 de 29 de noviembre, por el cual se detalla una nueva ayuda por valor de 30.000 millones de euros consistente en garantizar buena parte de los activos fiscales diferidos en propiedad de los bancos para cumplir las nuevas exigencias de capital impuestas por los Acuerdos de Basilea III[xiv].Situación actual de los bancosHay que reconocer que en todo caso el MOU supuso un punto de inflexión en el modo de tratar la crisis bancaria, en la medida en que se ha explicitado el problema de solvencia y se ha comenzado a implementar el reparto de cargas con los propietarios del capital en las entidades. Esto explica a su vez los importantes esfuerzos que han tenido que hacer los propios bancos en materia de provisiones durante 2012, lo que ha lastrado los beneficios hasta convertirlos en pérdidas de 1.653 millones de euros.De esta forma, y gracias también a las mejores condiciones de financiación en los mercados financieros mayoristas y al aumento desde otoño de 2012 de los depósitos de hogares y empresas no financieras, el patrimonio neto del conjunto de entidades de depósito creció en tasa interanual un 6,3% en junio de 2013, aumentando su peso relativo sobre el activo total hasta el 6,1% frente al 5,4% observado un año antes[xv]. Este incremento se ha debido en gran medida a la evolución de los fondos propios de las entidades, que crecieron un 4,9% hasta alcanzar el 5,9% del activo total consolidado.En todo caso, las mejoras no despejan dudas, como es la compatibilidad entre un saneamiento del balance bancario y políticas de ajuste para contener la demanda y mejorar márgenes empresariales vía contracción salarial. De hecho, la calidad de los activos bancarios continúa disminuyendo, como así lo refleja el aumento todavía importante de la ratio de morosidad. Esta ratio aumenta porque se incrementan los activos dudosos (numerador de la ratio), pero también porque se reduce el crédito (denominador de la ratio).Además, el propio Banco de España en su Informe de Estabilidad Financiera de noviembre de 2013 reconoce que, mientras el contexto macroeconómico no afiance su recuperación es muy probable que la morosidad bancaria siga aumentando.El crédito continúa su ritmo decreciente. La caída en la financiación al sector privado se debió a la reducción interanual del crédito al sector privado, que presenta una disminución del 11% en junio de 2013, siendo su peso relativo dentro del balance del 56,1% en junio de 2013 (en junio de 2012 fue del 58,8%).Esta caída del crédito ha sido generalizada entre entidades, aunque la intensidad de ésta fue notablemente mayor para las entidades de los grupos 1 y 2[xvi], que explican 6,3% puntos porcentuales de los 11 puntos de caída experimentados por el sector en su conjunto.Este descenso del crédito se explica tanto por factores de demanda como de oferta, aunque todos ellos responden a su vez a la delicada situación que atraviesa la economía española, que difícilmente mejorará mientras se mantengan las políticas económicas de contracción de la demanda.Entre los factores de demanda cabe mencionar el importante proceso de desendeudamiento por parte de hogares y empresas españolas, que no volverán a solicitar créditos hasta que la deuda contraída durante el período de expansión económica quede reducida a niveles más razonables. Por otro lado, y aun considerando las empresas y hogares con balances más saneados, hay poca demanda de crédito porque los niveles de inversión son muy reducidos debido a las malas expectativas empresariales, y porque las familias no compran viviendas ni bienes de consumo ante el elevado desempleo, precariedad laboral y deflación salarial.Por el lado de la oferta destaca la necesidad que tienen las entidades bancarias españolas de reducir su deuda externa, por lo que los exiguos recursos que obtienen son destinados a reducir el endeudamiento y no a conceder nuevos créditos. Por otro lado, los bancos no conceden créditos porque temen no recuperar el dinero en el contexto de una recesión económica importante en la que predominan los impagos y las quiebras. Este hecho afecta sobre todo a las pequeñas y medianas empresas, ya que presentan una menor calidad crediticia y una mayor dificultad para ofrecer información sobre su situación de forma que los bancos puedan diferenciar las empresas solventes de las que no lo son. Así lo demuestra la encuesta del Banco Central Europeo sobre el acceso de las pymes a la financiación, donde se revela que casi un 23% de las pymes encuestadas a mitad de 2013 sostienen que su principal problema es conseguir financiación. En el caso de las grandes empresas este porcentaje disminuye hasta el 11%[xvii]. Además, la actual fragmentación en el área del euro hace que los costes de financiación de los bancos españoles sean más elevados que los que se derivarían del tono expansivo de la política monetaria única. Por último, las crecientes e importantes exigencias legales de dotaciones reducen aún más los beneficios y obligan a dedicar más recursos a reforzar activos dañados o expuestos a mayor riesgo.En resumen, aunque los resultados consolidados de las entidades españolas han pasado de registrar fuertes pérdidas en 2012 a registrar un saldo positivo en la primera mitad de 2013, y aunque el conjunto del patrimonio neto esté aumentando, existen importantes elementos de presión, relacionados con los menores volúmenes de actividad, el elevado nivel de activos improductivos y el flujo neto de inversión dudosa, en un contexto de reducidos tipos de interés que limitan los márgenes de la actividad financiera.ConclusionesA pesar de que durante los primeros años de crisis económica no hubo interés por reconocer que el problema de la banca española era fundamentalmente de insolvencia y no sólo de liquidez, con la aprobación en julio de 2012 del Memorándum de Entendimiento se empezaron a adoptar medidas que sí abordaban el núcleo del asunto. Como resultado, los datos oficiales revelan un leve progreso en el saneamiento de las entidades de crédito, aunque ello debe ser analizado con cautela debido a dos razones fundamentales. La primera es que los balances de los bancos son elaborados a partir de complejos mecanismos contables susceptibles de manipulación interesada, lo que permite mostrar al exterior una imagen más saneada de la que en realidad pueden tener. La segunda, todavía más importante que la primera, es que la cuestión no es tanto el saneamiento sino la recuperación de la actividad económica. El saneamiento es condición necesaria pero no suficiente porque, aunque supusiéramos saneado todo el balance de la banca, el problema persistiría ante una situación de recesión continuada en la que los activos sanos se tornarán problemáticos y disminuirá la demanda de crédito solvente.Por otro lado, no se ha abordado aun completamente el saneamiento de los bancos, destituyendo juntas directivas y haciendo un bail-in: recapitalización comenzando por quitas a bonistas y propietarios del capital (excepción hecha de estafados por venta de preferentes a minoristas). Por desgracia, ha sido sólo a partir del rescate impulsado por la troika cuando se ha variado la atención al problema aplicando medidas de compartir la carga (burden sharing). Pero se sigue intentando minimizar el problema sobre la base de minimizar el uso presente de ayudas públicas. Esto es un error. Lo adecuado sería maximizar el saneamiento para minimizar las ayudas públicas futuras, evitando así alargar innecesariamente la crisis bancaria. De fondo, y más allá del alcance de estas ayudas, urge replantearse un modelo bancario con un sistema financiero hipertrofiado que ha provocado la presente crisis.El saneamiento en España se ha centrado en la exposición inmobiliaria en los balances, pero ésta constituye apenas un 20% del total. Poco se sabe del resto, con una gigantesca deuda de corporaciones no financieras. Asimismo, se ataja el problema desde una óptica estática, desde los balances, a fin de recobrar la confianza de los inversores. Pero se obvia que el problema es dinámico y que depende del deterioro de las condiciones de pago, y de vida, de los clientes de esos bancos. Si el problema es sobre todo inmobiliario se hace imprescindible una quita ordenada de la deuda hipotecaria en función de la capacidad de pago y la creación de un parque público de viviendas de alquiler. Mientras no mejoren las expectativas no retornará la inversión productiva y con ella tanto la creación de empleo como la afluencia del crédito. No podemos predecir si será necesario otro rescate, aunque parece difícil compaginar la actual situación de políticas contractivas sin nuevas vías de ayuda directa e indirectas a la banca. La delicada situación económica de la mayoría de las familias y empresas no está mejorando, lo que hace que los ratios de morosidad sigan aumentando y con ellos el deterioro de los activos de los bancos. Por lo pronto el BCE ha anunciado una posible tercera ronda de inyecciones masivas de liquidez (LTRO) y no descarta compra masiva de títulos, al estilo de la Quantitative Easing estadounidense. El banco malo (SAREB) por su parte presenta demasiadas dudas sobre sus posibilidades sin asumir fuertes cargas por parte del Estado. Veremos.* Antonio Sanabria es economista investigador en el CADTM.**Eduardo Garzón es economista y miembro del Comité Científico de ATTAC España.

lunes, 21 de abril de 2014

HAN GOBERNADO POR ENCIMA DE NUESTRAS POSIBILIDADES



Por encima de nuestras posibilidades, así se deduce la corrección que en principio se achacaba a los españoles y algo de verdad encerraba pero puestos a pensar esto se funde en otro marco. Las instituciones  y el gobierno en general han gastado más de lo debido del dinero del contribuyente y de las aportaciones de la CE, y esto sigue funcionando así de otra manera como nos pueden explicar que la deuda publica sigue al alza con todos los recortes que se han hecho esto induce a pensar que no han hecho suficiente y no lo han hecho bien.
Las comisiones, los sobreprecios y todo un entramado de corrupción a hecho de los dos partidos que han participado en esta triste y malograda democracia, gobernando por partes iguales y cómplices en su propio desastre.
No hay nada más que ver cuando dejan las labores de gobierno, directamente empresas cómplices de sus correrías los instalan de en sus consejos devengando inusuales pagos que nada tienen que ver con dichos puestos, todos sabemos que es una manera de legalizar un pago de favores recibidos, puertas giratorias que centrifugan el dinero de las grandes empresas por contrataciones y silencios expresos.
Estas lacras que se han adueñado, no de ahora sino de muchísimos años atrás , sino siglos, se han enriquecido con el hambre de los pueblos, y parecen no saciarse nunca.
Son vestías políticas que subestiman la inteligencia de los ciudadanos y que no merecen los cargos que han desempeñado.
La decepción de los ciudadanos ante el desprecio que se les somete a diario, entorpeciendo cualquier cosa que pueda sacarles las correrías que van gestándose.
Duro y difícil es descubrir las fechorías de estos dos partidos, y mas difícil ajusticiarlos, saben doblar la voluntad de los jueces y salir inermes de tales atrocidades mueven sus tentáculos para detener cualquier asomo de justicia, emponzoñan lo que haga falta para debilitar la información que llega a las masas. 
Creímos haber salido de una dictadura de casi 40 años, nos engañaron con una "democracia" que no es tal  me atrevo a llamarla Dictocracia, una constitución a su medida para hacerlos ganadores y dueños de los resultados electorales garantizando su perpetuidad.
Nos hemos situados al margen de UE casi fuera de ella, porque no será posible seguir el paso de los más fuertes, sencillamente la política se lucró dentro de la Unión y los ciudadanos estamos engañados y explotados sin remedio a una deuda eterna que por generaciones nos lastrará hasta lo indecible, reflotar el país parece tarea imposible , almenos dentro de esta sistema partidista caducado y monarquía desabrida e insustancial.
  Dar la vuelta al timón es urgente y necesario no podremos esperar surgir de las cenizas, la valentía es tomar nuestras propias decisiones , arremangarnos a la faena y romper ,si fuera necesario,con los compromisos que nos han impuesto los aberrantes políticos oportunistas hay que producir un gran consenso ciudadano para poner nuevo orden nacional. 
¿Que la situación económica es compleja? Si! pero saldremos de ella, siempre y cuando cambiemos el sistema, lo rancio es esto y si no cambiamos las bases del sistema el mal puede ir a peor , tomar decisiones valientes teniendo como base el pueblo es fundamental, compromisos de base y justicia a fondo a lo torcido, balance de posibilidades y acciones coordinadas que dibujen un horizonte de posibilidades.........     









martes, 15 de abril de 2014

¿QUIENES SON?


¿QUIENES SON LOS QUE NOS GOBIERNAN?

Hombre solo hay una palabra o dos que definen a las claras lo que son no porque yo lo diga si no porque los hechos y las actitudes lo demuestran. El gobierno no es tal gobierno si no unos títeres como lo fue el anterior, ojo!! No han estado nunca al servicio de pueblo porque de haberlo hecho no se hubiera cambiado la constitución, poniendo a los seres humanos que crean este país con su esfuerzo al servicio de los acreedores y los últimos de la cola en poder subirnos al barco pero eso si ha todos les hemos sacado nosotros y quizás nuestros hijos ya de viejos puedan subirse pero solo quizás..
Estos puercos son mafiosos o grupos organizados para delinquir solo que los partidos que han gobernado hasta ahora ninguno legislo para que si les pillábamos como les hemos pillado les pudiéramos encerrar de por vida si es preciso. Y si ha alguno le roza uno de tantos delitos comenten para esquilmarnos. Para esos hay unas cuantas puertas traseras abiertas, indultos," su trascendencia anterior" fiscales desimpuntado, policías acosados, ellos y sus familias, amnistías fiscales, medios totalmente diseñados para manipular la opinión publica o difamar y presionar a cualquiera se atreva a gritar alto que son unos hijos de putas sin alma. ningunean y amenazan jueces, chulean a la policía y hunden su vida si es precioso, por mantener una mentira pues si es por librar de la cárcel corre peligro hasta su vida. obstruyen a la justicia, aunque se le pille en mentiras donde cualquier persona minimamente digna estallaría de vergüenza como una sandia... Mafiosos hijos de perra se aferran a sus puestos y esperan su oportunidad para ocupar esos puestos golosos de títere mayor que dan otorgan y encubren y dan soporte, se lanzan proclamas inmundas.


No saben ni están preparados para Gobernar, porque no tienen ni conocimientos ni gente preparada para ese menester. Simplemente gestionan sus intereses y además lo hacen mal. Dicen tener cierta ideología porque es la que les permite estar más arriba pero como no saben, lo hacen mal. Hace años que no vamos a ninguna parte, porque lo hacen mal. Y no iremos a ninguna parte hasta que ellos y los de enfrente sean eliminados de la vida pública y sustituidos por una nueva generación de verdad, sin polillas mentales

 En el fondo son de admirar. Fundan un partido para perpetuar su situación de privilegio de grandes de España y ricachones de medio pelo. Lo ponen blanco sobre negro, como hizo Rajoy en esos artículos que publicó allá por el 85 u 86, en los que defendía la tesis de que no todos somos iguales y ciertas "estirpes" (por supuesto, a la que él cree pertenecer) son superiores a otras, dominantes y en su derecho a mantener esa posición. Lo llaman "popular", primero alianza y luego partido, para los idiotas de los españoles y finalmente consiguen 12 millones de votos de españoles lumbreras que nos ponen a los pies de los caballos. La culpa no es de ellos, es de los españoles que los han puesto ahí y que por cierto, ahora no hay forma de encontrar a ninguno, pero dentro de dos años, volverán a salir de las madrigueras, con una memoria tan corta como sus luces. Este país está condenado al servilismo que ellos se encargaron de fundir a fuego en nuestra genética social y que nunca, ojala me equivoque, saldrá de ahí.

  Sin la casta empresarial heredera del franquismo quizás nada de esto hubiera ocurrido. Si, el tesorero recogía dinero y lo repartía entre sus compinches,se facilitaban contratos de obras y tal,pero quien ponía el dinero era esa casta y sin él quizás esto no tendría estas dimensiones de banda organizada, que es lo que parece a todas vistas. Si existe el corrompido,también existe el corruptor,y parece que si el PP se salva de todo ello,la casta está más seguramente su posición que nunca.













LA GRAN FARSA


LA GRAN FARSA

  .....Dirigentes del Partido Comunista se habían convertido en la nueva clase que controlaba el Estado y los medios de producción, persuasión e información para beneficio propio, lo cual continúa ocurriendo ahora, siendo esta casta ex-comunista la nueva clase capitalista. Conclusión comunismo y capitalismo el mismo perro con diferente collar.Misma mierda con diferente olor.
Lo que realmente existe es un poder político-económico, en diferentes fases de simbiosis, que se dedican a  tocarle los huevos a un pueblo esclavo y paupérrimo. De manera que el problema está en cuan cerca o lejos estés, de esta casta usurpadora todo poderosa.
El comunismo nos han hecho creer que es el poder del proletariado, y esto funciona así hasta el momento que una pequeña parte del proletariado se organiza y se canibaliza en el poder y da un giro de 180º grados para ser parte de lo mismo un régimen dictatorial in extremis, el gobierno así constituido se transforma en un capitalismo de estado; el capitalismo ,se ahorra este paso proletarial y va directo al grano, fija unas expectativas al bien general y finalmente el poder se resume a los mismos una minoría que detecta y usurpa todo el poder, político y económico. De manera que es una copula con orgasmo incluido.
Y que decir de democracia, al final es un tópico como Dios, lo aceptas sin dudas ni poder de comprobación , es la deriva de todo sistema se constituye en casta de partido y sencillamente toman el poder como algo personal y particular de la cúspide del liderazgo, es la forma extrema de un sistema con estructura mafiosa. En todas estas estructuras el pueblo el ciudadano la plebe o como lo queramos llamar están destinados al oportunismo de estas clases privilegiadas, son los artífices de la gran farsa, y que somos la base de este gran sistema piramidal oportunista y abominable.

lunes, 14 de abril de 2014

Stevie Wonder - A Place In The Sun (Un lugar en el sol) [Subtitulada En ...




                  



Todo ser humano dispone de un tiempo y un espacio para materializar su vida, para edificar la obra de arte más importante: su propia existencia. Cada persona puede vivir despierta o dormida. La decisión es única, personal e intransferible. Cada itinerario es diferente y profundamente incierto. Al nacer no sabemos qué nos espera. La vida es una aventura.µ